Las tres prioridades de seguridad espacial
ASTEROIDES.
En la actualidad hay identificados 816 asteroides cercanos a la Tierra con una probabilidad no nula de impacto en los próximos cien años. Hay además miles de asteroides aún no identificados con diámetros de más de 100 metros que podrían causar un cataclismo en caso de impacto. Aunque la probabilidad de colisión de cada uno de ellos es baja, son tan numerosos que hay una probabilidad elevada de que alguno de ellos choque en el futuro. Se estima que cada diez años cae a la Tierra un asteroide de 10 metros –que libera una energía equivalente a unas mil bombas de Hiroshima–; cada pocos siglos cae uno de 50 metros; y cada pocos milenios uno de 150 metros. Las agencias espaciales han puesto en marcha programas de descubrimiento de asteroides para tratar de identificar todos los que suponen un riesgo potencial para la Tierra. Además, la NASA tiene prevista la misión espacial Dart y la Agencia Espacial Europea (ESA) prepara la misión Hera para aprender a desviar asteroides.
BASURA ESPACIAL.
Hay en estos momentos 3.600 satélites en el espacio de los que sólo 1.100 están operativos. Hay además restos de los 4.900 cohetes que se han lanzado en las últimas seis décadas. El resultado es que hay ahora 6.300 toneladas de basura espacial en órbita alrededor de la Tierra, con 750.000 objetos de más de un centímetro que son un peligro para los satélites operativos y los astronautas. Para remediarlo, las satélites se lanzan ahora con la obligación de abandonar sus órbitas de trabajo al final de su vida útil; EE.UU. hace un seguimiento de más de 17.000 objetos orbitales potencialmente peligrosos; la ESA, por su parte, tiene en preparación la misión e.Deorbit para retirar satélites que han quedado fuera de servicio.
TORMENTAS SOLARES.
Las fulguraciones solares liberan cantidades enormes de energía que pueden inactivar las redes eléctricas, las telecomunicaciones y los satélites. En un mundo hiperconectado, la caída de las redes eléctricas y de comunicaciones puede tener consecuencias catastróficas. Como medida de prevención, la ESA está preparando la misión L5 para estudiar la actividad solar y prever con hasta dos semanas de antelación si una tormenta solar puede afectar a la Tierra.