El canal en el que cayó el coche de la profesora estaba mal vallado
El obstáculo no era lo suficientemente ancho para evitar el paso de vehículos
Confirmado. La muerte de Núria Borràs, la profesora que cayó a un canal con el coche cuando regresaba a su casa tras una cena de compañeros de instituto en Lleida, fue un accidente. Es la conclusión provisional de los investigadores tras practicarse ayer la autopsia al cadáver, a la espera de recibir los resultados de análisis más detallados a partir de muestras enviadas a toxicología.
La investigación ha determinado que la conductora tomó un camino inhabitual para regresar a casa tras despedirse de sus colegas en las puertas de una discoteca de Lleida. Esa ruta la llevó a un camino de tierra en el que se encontró una pequeña valla metálica que le cortaba el paso. Un obstáculo levantado a dos metros del canal de Seròs, pero con una anchura insuficiente para evitar que un vehículo lo supere.
La hipótesis de los Mossos es que Núria Borràs giró a la izquierda para sobrepasar esa valla tras comprobar que tenía espacio suficiente para continuar por ese camino. Superada esa maniobra se barajan dos posibilidades: la profesora no se percató (era de noche) de la existencia del canal y cuando quiso reaccionar ya era demasiado tarde, o bien giró a la derecha para tomar la pista de tierra que discurre paralela a la canalización, pero no viró lo bastante para evitar la caída al agua.
Si hubiese realizado correctamente ese giro –tras superar esa valla que queda evidente que no cumple con el objetivo de evitar el paso de vehículos por ese camino– la profesora habría podido continuar por la pista paralela al canal para cruzarlo, unos setecientos metros más abajo, por un puente. Y desde allí seguir con su trayecto, pasado ese tramo de pistas de tierra, para conectar con una carretera local que la habría llevado hasta su casa. Pero nunca llegó.
La desaparición de Núria despertó la solidaridad de centenares de vecinos de poblaciones de las Garrigues y Lleida que no dudaron en anular sus planes dominicales para volcarse en la búsqueda de la profesora. La empatía brotada de forma espontánea con una familia muy preocupada por esa injustificada ausencia corrió en este caso a borbotones.
Todo el mundo, incluso personas que no conocían a esta profesora, se puso a disposición de los Mossos y los Bombers para ayudar. El hecho de que Núria no hubiera regresado a casa la madrugada del sábado tras ir a esa cena con sus compañeros de instituto no tenía una explicación lógica entre aquellos que mejor conocían a esta docente.
De hecho, su marido empezó ya a buscarla a primera hora del sábado con la ayuda de familiares y amigos íntimos de la familia, con la certeza de que algo había tenido que pasarle a Núria para no haber vuelto a su domicilio.
La alerta policial se activó también en este caso con mucha más antelación a lo que marca el protocolo en las denuncias por desaparición. Y en los primeros momentos, reconocen ahora fuentes policiales, saltó una alarma muy preocupante.
El mismo viernes había sido detenido en Albatàrrec, población muy cercana al punto del canal en el que fue hallado el coche de la profesora, un delincuente muy peligroso que había intentado atracar armado con una pistola real una entidad bancaria en esa pequeña población. Este hombre, con antecedentes por dos asesinatos, forma parte de un clan familiar muy violento con varios crímenes a sus espaldas.
¿Pudo llegar acompañado ese atracador hasta Albatàrrec por alguno de sus hermanos, que se escondió en esa localidad al ser detenido el primer delincuente y después se topó con Núria cuando esta volvía a su casa? Fue una pregunta que se plantearon los Mossos cuando todas las hipótesis sobre la extraña desaparición de la profesora estaban abiertas.
La autopsia confirma que fue un accidente al tomar la conductora un camino inhabitual para volver a su casa