Trump reclama el liderazgo ante un Congreso escéptico a sus promesas
El presidente usa el discurso sobre el estado de la Unión para defender su muro
Adora romper con los usos y costumbres de Washington y dinamitar tradiciones, pero hay una que se ha salvado del ímpetu rupturista de Donald Trump: el discurso sobre el estado de la Unión.
Es uno de los pocos momentos en que el actual comandante en jefe de Estados Unidos se ciñe al guión y suena verdaderamente presidencial. El tono de sus tuits de ayer por la mañana, cuando teóricamente se preparaba para la ocasión, no eran muy prometedores. Pero solemnidad es lo que sus colaboradores habían anunciado para anoche (madrugada en España), cuando Trump se dirigió a la nación para intentar recuperar el liderazgo político y reclamar “unidad” y “cortesía” a los demócratas para sacar adelante diferentes proyectos legislativos.
El momento político es tenso, con potencial para más drama que el que se vivió el domingo en la Super Bowl, un público más estricto que el que juzgó la actuación de Maroon 5 y una audiencia más escéptica a sus promesas que el que le aclama en los baños de masas que son sus mítines del Make America Great Again. Desde las elecciones de noviembre, cuando los demócratas recuperaron la Cámara de Representantes del Congreso, Trump es un animal político herido. Más aún desde su derrota ante los demócratas en la negociación sobre el presupuesto, que ha dejado en evidencia sus supuestas habilidades negociadoras. La mirada sobre su hombro de la demócrata Nancy Pelosi, nueva speaker de la House o Cámara de Representantes, fue un recordatorio del nuevo equilibrio de poderes en Washington.
“Escuchen el mensaje, no se fijen en el mensajero”, ha pedido la consejera especial de Trump, Kellyanne Conway, que prometió un llamamiento genuino a dejar atrás las disputas partidistas. A cualquier presidente un gobierno dividido exigiría mucha mano izquierda y una enorme capacidad para forjar consensos para llegar a acuerdos pero en el clima actual de crispación y desconfianza no se esperan. “La cuestión es cuántas falsedades, distorsiones y hechos inventados aparecerán en su discurso”, se preguntó el líder de los demócratas en el Senado, Chuck Schumer, comentario que distrajo a Trump de sus preparativos para el discurso.
“Es uno de los raros momentos en política en que 50 millones de personas siguen durante una hora el discurso del presidente. Es una oportunidad para persuadir a una gran audiencia de su agenda y sus ideas” y Trump “reconoce su poder y significado”, afirma Aaron Kall, profesor de la Universidad de Michigan y autor del libro The state of the Union is... “El reciente cierre durante 35 días de parte de la administración federal y el vencimiento del plazo del 15 de febrero dan sensación de urgencia” a la cita, afirma Kall, que anticipaba que Trump utilizaría para allanar el terreno para declarar una emergencia nacional para poder dedicar fondos para el muro sin el aval del Congreso.
Las negociaciones entre los demócratas y los republicanos sobre cómo mejorar la seguridad en la frontera prosiguen pero Trump ha advertido que son “una pérdida de tiempo” si no incluyen el muro, un proyecto que los demócratas consideran “inmoral” además de ineficaz y que, en campaña, el republicano dijo que pagaría México. “Lo que estamos viendo es que al presidente no le interesa ese proceso de negociaciones. Él quiere su muro y tal vez la emergencia nacional es lo único que le queda”, afirma Cristóbal Ramón, analista del Bipartisan Policy Center, un think-tank de Washington. “Las bases republicanas y demócratas se oponen por igual a hacer cualquier concesión al otro partido sobre inmigración. El clima de polarización ha empeorado con la actual administración”.
Trump pidió ayer apoyo a los demócratas para sacar adelante un plan para renovar las infraestructuras del país, rebajar el precio de los medicamentos o frenar las muertes por opiáceos. El objetivo del discurso, un ritual fundamental de la política estadounidense, es lanzar un mensaje de unidad y tender puentes para alcanzar objetivos comunes pero unos y otros tienen la vista puesta en el 2020. Ante el presidente se sentaron ayer al menos media docena de aspirantes a relevarle.
“La cuestión es cuántas falsedades, distorsiones e invenciones habrá en su discurso”, plantean los demócratas