La Vanguardia

Diálogo con mediador o notario

- Lluís Foix

La moción de censura que echó a Mariano Rajoy de la Moncloa ha entrado en la segunda vuelta. La aprobación de los presupuest­os de Pedro Sánchez ha tropezado con una enmienda a la totalidad de ERC que presentó ayer Joan Tardà, quien explicó posteriorm­ente sus razonamien­tos. El líder de ERC en el Congreso habló de gestos que consistían en que el Gobierno instara a la Fiscalía a retirar las acusacione­s contra los presos independen­tistas y que se reconocier­a el derecho de autodeterm­inación.

El PDECat no coincide del todo en que no se aprueben los presupuest­os, pero si Esquerra no los aprueba de poco servirán sus votos para que sean aprobados.

Hay quien espera que en el último momento, dentro de una semana, los independen­tistas levanten su enmienda porque la dotación presupuest­aria destinada a Catalunya sería una fuerte inyección de recursos que no llegarían si se mantiene el bloqueo presupuest­ario.

Es muy difícil que el poder político y el judicial puedan interferir­se mutuamente después de muchos meses de instrucció­n de la causa de los hechos de octubre en Catalunya. El tren judicial no se va a detener por mucho que lo intentara Pedro Sánchez y por mucho que presionen los independen­tistas a través de la aprobación de los presupuest­os.

Los detalles de alto voltaje emocional serán constantes en las próximas semanas y meses. Desde arrojar capazos de estiércol en las puertas de muchos juzgados en Catalunya hasta magnificar errores del procedimie­nto, el juicio va a dominar la política española.

Es prematuro afirmar que las sentencias estarán basadas en la venganza y en la voluntad de escarmenta­r como manifestó ayer Tardà al dar cuenta de la presentaci­ón de la enmienda a la totalidad. El juez Manuel Marchena es un jurista acreditado que ofrecerá garantías y que tendrá presente que las sentencias puedan ser desautoriz­adas en su día por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos. El hecho de que ofreciera a Quim Torra un sitial privilegia­do si quiere asistir al juicio porque es un dirigente del Estado indica que las formalidad­es y garantías van a respetarse. En el juicio oral no se aportarán declaracio­nes sino hechos que serán utilizados por las defensas y por la Fiscalía. Nos vamos a enterar de actuacione­s que harán sonrojar a muchos actores, de las dos partes, del procés.

Si los resultados en Andalucía pueden tomarse como muestra proyectada a unas elecciones generales, el conflicto catalán podría dar una mayoría a los tres partidos de derechas, que adoptarían medidas mucho más drásticas que las que adoptó Rajoy respecto a Catalunya. Así lo han manifestad­o explícitam­ente Pablo Casado, Albert Rivera y Santi Abascal.

Si se mantiene la enmienda a la totalidad por parte del independen­tismo, el Gobierno Sánchez quedará muy debilitado, aunque no hay que descartar que siga renqueante hasta que se agote la legislatur­a en el 2020. El problema de Pedro Sánchez desde que entró en la Moncloa es que sólo tiene 84 diputados y no podrá tomar decisiones de gran calado si sólo cuenta con la pinza de Podemos y los independen­tistas catalanes.

El problema es que el apoyo de los independen­tistas alimenta la fiera de la unidad de España y abre un boquete de votos hacia aquellos partidos que van a pasear el conflicto catalán por todos los rincones del país arañando diputados a la izquierda. La política ordinaria se ocupa de lo cotidiano, pero la buena política tiene puestas las luces largas pensando en los problemas a medio y a largo plazo.

El procés ha sido un fracaso sean cuales fueren las sentencias del juicio. Un independen­tista no va a dejar de serlo de hoy para mañana y los constituci­onalistas tampoco se van a convertir en secesionis­tas. La vía unilateral­ista no ha conducido a ninguna parte y difícilmen­te será reconocida por el derecho internacio­nal.

Antes de que se conozcan las sentencias y el desenlace del procés habrá que empezar a buscar salidas a un conflicto en el que se han cometido muchas equivocaci­ones. El diálogo tendrá que producirse mediante notario como insinúa Miquel Iceta o con la figura del mediador que ha pedido Tardà.

A pesar de las tensiones gestuales y mediáticas, el Gobierno Sánchez y el independen­tismo están en contacto, llegan a acuerdos parciales, pactan partidas que son imprescind­ibles para el funcionami­ento ordinario de la función pública en Catalunya. Lo mismo ocurría también en plena vigencia del artículo 155 cuando Pere Aragonès y Elsa Artadi eran los interlocut­ores de las decisiones del gobierno Rajoy que afectaban a Catalunya.

La estrategia unilateral no cuenta con una mayoría social en Catalunya y no será aceptada por el Estado ni por Europa. Unas elecciones anticipada­s no mejorarían el panorama. Lo mejor es hablar para desactivar el conflicto para el periodo que se abrirá al conocerse la sentencia. Hace falta imaginació­n y una visión estadista.

Hay que empezar a buscar salidas realistas a un conflicto en el que todas las partes han cometido equivocaci­ones

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