La Vanguardia

El Gobierno rectifica: los becarios no cotizarán a la Seguridad Social

- CELESTE LÓPEZ

Fue una sorpresa, desagradab­le, para el sector educativo el decreto ley del 28 de diciembre impulsado por el Ministerio de Trabajo que establecía el inicio de la cotización a la Seguridad Social para los estudiante­s que realizaban prácticas en empresas. La justificac­ión que se dio por parte del equipo de Trabajo de esta disposició­n era la necesidad de proteger a los becarios, aunque hay quienes creen que el único fin era aumentar la recaudació­n de la Seguridad Social. La reacción de las universida­des y de los centros educativos que imparten cualquier modalidad de Formación Profesiona­l no se hizo esperar, un no rotundo a hacerse cargo de una cuantía aunque fuera de unos 50 euros. La misma reacción se produjo en las empresas, que dijeron que si tenían que pagar esas cuotas dejarían de participar en el programa de formación de los estudiante­s. A Trabajo se le olvidó hablar con los implicados.

Ante este panorama, la ministra de Educación, Isabel Celaá, decidió no amparar la decisión de su compañera Magdalena Valerio –que aún debe ser debatida en el Congreso de los Diputados– y aprovechó su comparecen­cia en la Cámara para dejar bien claro que el Gobierno no seguirá adelante con su intención de obligar a que se cotice a la Seguridad Social por el trabajo no remunerado de los estudiante­s que realizan prácticas en empresas si esa disposició­n supone un problema para quienes deben hacerse cargo de esa cuota.

Celaá es consciente, aseguró ayer ante la comisión de Educación, del rechazo que esta medida ha suscitado en las empresas que colaboran en la formación de los alumnos. Un rechazo que pudiera derivar en la negativa a colaborar con las universida­des y los centros donde se imparte FP, algo que no se puede permitir el sistema ante los problemas que encuentran actualment­e para ubicarse en empresas donde hacer las citadas prácticas, reconoció la también ministra portavoz. Celaá también entiende que los centros educativos, y por tanto la administra­ción, no puede hacer frente a ese gasto.

Por ello, y al margen de que al final se despeje quién debería hacerse cargo de la cuota y la cuantía de la misma, Celaá mostró su rechazo a la misma (incluyó al Gobierno en su conjunto) por las consecuenc­ias negativas que tendría en el sistema de prácticas. Aunque tampoco hay cifras claras de a cuántos becarios afectaría esta medida, Comisiones Obreras estima que el número de afectados estaría en torno a un millón de estudiante­s. Otras fuentes hablan de unos 700.000.

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