¿Un héroe o un temerario?
Entramos en el escenario de las contradicciones. ¿Qué es Xia Boyu? ¿Un héroe o un temerario? Para muchos, un héroe. Así lo ve, por ejemplo, la Academia Laureus. El club de los Oscar del deporte ha colocado a Xia
Boyu en la lista de diez candidatos a la mayor proeza de 2018. La decisión se conocerá a mitad de mes, en Mónaco.
Los Laureus nos recuerdan que Xia Boyu había alcanzado la cima del Everest el año pasado, el 14 de mayo a las 8.26 h, hora local. Que entonces el hombre tenía 69 años. Que había fracasado en sus cuatro intentos previos. Y que había perdido ambas piernas en otra intentona, cuando todavía tenía 25 años y atacaba el Everest y se le congelaron los dedos de los pies y los tobillos y los gemelos y tuvieron que amputarle por encima de las rodillas.
Este mayo, Xia Boyu se hizo famoso. Universalmente famoso.
Pero ya se sabe: quien quiere fama algo le cuesta. En el caso de Xia Boyu, el coste es el debate. Porque no todos le aplauden. Pongámonos en perspectiva.
¿Qué deberíamos haber hecho con Oscar Pistorius? Sus prótesis, las cheetah ,le habían convertido en un cuatrocentista excepcional. El único capaz de darle la vuelta a la pista en negativo: iba más deprisa a cada cien metros.
El buenismo nos había puesto en la antesala de lo absurdo. Si Pistorius llegaba a batir el récord del mundo de los 400 m, ¿qué íbamos a hacer? ¿Qué ocurriría si el mejor cuatrocentista de la historia no tenía piernas?
¿Tiene sentido?
Su crimen –el asesinato probado de su novia– y su encierro en prisión zanjaron el debate. Pistorius ya no corre. Volvemos a Xia Boyu.
Las autoridades locales no lo ven del todo claro. El gobierno nepalí lleva años poniéndole trabas a los alpinistas discapacitados. En diciembre del 2017 lanzaron una prohibición: los escaladores discapacitados, ciegos o menores de 16 años quedaban vetados.
Entendieron que había muchos asuntos en juego. La seguridad de los sherpas. La seguridad de los mismos alpinistas.
A partir de ese momento, ninguno de ellos podía escalar el Everest.
Xia Boyu se declaró alarmado. Se esfumaba su sueño. Lleva décadas empeñado en coronar los ansiados 8.848 metros.
El veto generó controversia. Los alpinistas discapacitados llevaron el asunto a la ONU. Dijeron que la prohibición vulneraba
LA QUEJA
“El tipo que escaló sin una pierna, el que escaló sin un brazo, el ciego que escaló...”, dice un experto
Se abre el debate: las proezas de Xia Boyu, doble amputado de 70 años, soliviantan a la comunidad alpinista, que ve demasiado
riesgo
EL CONFLICTO
Nepal vetó el intento de menores y discapacitados; la ONU ha puesto el veto en barbecho
los derechos de las personas discapacitadas. La ONU les escuchó. Incluso fue más allá: puso el veto bajo revisión.
Por esa ventana, montaña arriba, se coló Xia Boyu.
“El tipo que escaló sin una pierna y proclamó que había batido un récord del mundo. El tipo que escaló sin un brazo y proclamó que había batido un récord del mundo. El ciego que escaló... Este año, hay un tipo que quiere escalar en silla de ruedas...”, dijo Deebas Bickram Shah, vicepresidente de la Asociación de Montañeros Nepalíes, a Time. “Esos tipos no pretenden escalar el Everest, sino batir un récord. Estas son las cosas que nuestro gobierno intenta evitar”.
Bickram Shah refuerza su reflexión con un dato. Según la base de datos del Himalaya, de entre los 17.675 alpinistas plenamente capacitados para atacar el Everest, 288 han muerto en el intento. De entre los 29 discapacitados, han fallecido dos. La asimetría es evidente: la proporción de accidentes mortales es cuatro veces más elevada entre los discapacitados.
“Si una persona no puede ver, necesita apoyarse en otro. Si algo ocurre, eso puede poner en peligro la vida de ambos”, dice Dinesh Bhattari, director general del departamento de Turismo de Nepal.
Xia Boyu se mantiene ajeno a todo este ajetreo.
–Escalar el Everest era mi gran sueño. Se trataba de una cuestión de fe. Tenía que conseguirlo como fuera –dijo en mayo.
En verano, Xia Boyu ya estaba listo para nuevas aventuras. Ahí lo tenemos en la imagen que ilustra esta información, atacando la pared del Shenxianju Scenic Area, en China.