La Vanguardia

Choque judicial

Desazón entre los magistrado­s, que trabajan amenudo en duras condicione­s

- TONI MUÑOZ Barcelona

Las palabras del fiscal de la Audiencia Nacional poniendo en duda la neutralida­d de la judicatura catalana ha solivianta­do a los afectados.

Las palabras del fiscal de la Audiencia Nacional Pedro Rub ira todavía retumban en los pasillos del Tribunal Superior de Justícia de Catalunya (TSJC). Ayer no se hablaba de otra cosa. “¿Puede haber imparciali­dad, serenidad, si se manda la rebelión y la sedición a Catalunya?”, dijo en la vista preliminar del juicio contra Josep Lluís Trapero por el 1-O el martes. La indignació­n sigue viva, a pesar de los múltiples intentos de la Fiscalía para apaciguarl­a. Tras desatarse la polémica, la fiscal general del Estado, María José Segarra y el presidente del Consejo General del Poder Judicial, Carlos Lesmes, telefonear­on al presidente del TSJC, Jesús María Barrientos, para expresarle su apoyo a todos los magistrado­s catalanes.

“Las afirmacion­es realizadas por el fiscal Rubira suponen un ataque muy grave”, respondier­on los jueces en un duro comunicado tras una reunión de la Sala de Gobierno del TSJC. Llueve sobre mojado. No es la primera vez que los colegas de Madrid marcan distancias con los jueces catalanes. No hay que olvidar que hace unas semanas el CGPJ decidió trasladar el acto anual de entrega de despachos a Madrid para garantizar la tranquilid­ad del acto. La calma del aque, según parece, no pueden disfrutar los jueces catalanes. Esta misma semana, las puertas de una veinte na de juzgados apareciero­n cubiertos literalmen­te de excremento­s, basura y pintura.

En este contexto, se produjo el alegato del fiscal que desencaden­ó una profunda indignació­n y desolación. “Esto ha sido fuego amigo”, revelaba uno de los asistentes a la reunión de la Sala de Gobierno del TSJC en la que se pactó el comunicado. “Ya nos ponía el independen­tismo en tela de juicio; lo que es alucinante y sorpresivo­es quese a el fiscal el que ponga en duda nuestra imparciali­dad”.

Además, el fondo de la cuestión también causó irritación. El argumento esgrimido por el fiscal de la Audiencia Nacional para cuestionar la competenci­a “es político yno jurídico” y así dejaron constancia en el comunicado: “Resulta del todo insólito, y muy preocupant­e, que pueda utilizarse un juicio de intencione­s carente del mínimo sentido normativo y fáctico”. Otro de los jueces que participó del debate, Roberto García Ceniceros, avisó en RAC1 que las manifestac­iones del fiscal pueden dar pie a pensar que “la competenci­a judicial viene determinad­a por criterios de oportunida­d política”.

La Sala de Gobierno del TSJC se reunió como cada martes a las diez de la mañana. Asistieron los presidente­s de las audiencias provincia- les, los presidente­s de las distintas salas y los miembro selectos. Elpresiden­te del TSJC encabezó la mesa.

Uno de los magistrado­s miembros de la Sala de Gobierno recuerda que la justicia en Catalunya “actúa con normalidad sin heroicidad­es”, tratando de sobreponer­se al clima de tensión. Una de las referencia­s a las que aluden es el juicio del 9-N. “Se inició con mucha presión hacia el tribunal, con una procesión del Govern desde la Generalita­t hasta el Palau de Justícia y la sentencia se dictó con normalidad. La actividad judicial pro sigue, no sé qué quieren que hagamos para demostrar imparciali­dad, es desesperan­te”. Los movimiento­s de la Fiscalía no desalentar­on a los jueces a pactar un texto de contrarrép­lica. Ante esa situación, el presidente Barrientos decidió ausentarse del debate para preservar su imparciali­dad con vistas al juicio que presidirá contra los seis miembros de la Mesa del Parlament por el 1-O.

Lesmes y Segarra llamaron al presidente del TSJC para dar su apoyo a los magistrado­s tras el alegato de Rubira

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XAVIER GÓMEZ / ARCHIVO Imagen del interior del Palau de Justícia, sede del TSJC

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