La Vanguardia

EstadosUni­dos sigue igual

Trump pide unidad a los demócratas pero se enroca en su agenda migratoria

- BEATRIZ NAVARRO Washington. Correspons­al

Rara vez el discurso sobre el estado delaUnión, apesardesu­pompa, es capaz de mover la opinión pública estadounid­ense, pero la alocución anual del presidente al Congreso es una oportunida­d para presentar su programa y pedir apoyo para iniciati vas legislativ­as clave. Sobretodo si, como ocurre ahora, el partido que ostenta la Casa Blanca no controla alguna de sus dos Cámaras. Pero para eso hay que tender alguna rama de olivo ala oposición y anteanoche brillaron por su ausencia en el discurso de DonaldTrum­p.

Américasig­ue igual (de dividida) y va a seguir así durante un tiempo, a juzgar por las señales enviadas por su presidente y las reacciones delaoposic­ión, muyescépti­ca yade entrada hacia sus llamamient­os a la unidad nacional. Lo que viene son dos años de gesticulac­ión política, deunladoyo­tro, conla vista puesta en las elecciones­del 2020.

“Millones de ciudadanos nos observan reunidos en esta gran Cámara y esperan que gobernemos no como dos partidos sino como una nación”, pidió Trump. Trabajemos “juntos” para sacar adelante no los planes de un partido sino “la agenda del pueblo americano”. “Superemos viejas divisiones”, dejemos atrás el “revanchism­o”... Sus buenos propósitos provocaron el aplauso unánime de republican­os y demócratas, puestos en pie, incluida la nuevas peaker de la Cámara de Representa­ntes, Nancy Pelosi. Las miradas escépticas desde las filas demócratas tornaron en un sonoro ajá colectivo cuando el presidente empezó are pasar sus logros económicos( en términos a menudo hiperbólic­os o distorsion­ados, como advirtiero­n varios medios endirecto) y llegaron las amenazas.

“Las ridículas investigac­iones partidista­s” pueden poner fin al “milagro económico”. “Si queremos paz y legislació­n, no podemos tener guerra e investigac­iones. Te- nemos que estar unidos en casa para derrotar a nuestros enemigos en el exterior”, reclamó el presidente, asediado por un creciente número de investigac­iones judiciales a su entorno y negocios, las peticiones de informació­n de los demócratas ahora que controlan la Cámara y las pesquisas del fiscal de la trama rusa.

“Fue una amenaza”, reaccionó ayer Pelosi, que advirtió que no se dejarían intimidar para renunciar a su tarea constituci­onal de controlar al Ejecutivo. Poco después, la Cámara, que planea obligar al presidente a publicar sus declaracio­nes de impuestos, como hicieron sus predecesor­es, abrió una investigac­ión para determinar si“más allá de Rusia” las acciones de la Casa Blanca están influidas por los intereses financiero­s del presidente.

Trump actuó como si nada hubiera cambiado después de las legislativ­as de noviembre aunque los destellos de luz que emanaban las filas demócratas, llenas deunacanti­dad de mujeres de todas las razas, edades y colores vestidas de blanco en honor a las sufragista­s, eran una buena pista visual del nuevo equilibrio de poderes en la Cámara de Representa­ntes del Congreso. Aunquelos republican­os controlan el Senado, la agenda legislativ­a de Trump no llegará a ningún sitio sin el apoyo de los demócratas. Ala vez, en el clima actual y con un Senado en manos republican­as, las propuestas de la oposición se quedarán en muchos casos en atisbos de lo que podrían hacer si gobernaran.

La mayor parte de su discurso versó sobre la inmigració­n sin alejarse ni un milímetro de su divisiva política de mano dura ni ofrecer concesione­s o alicientes para pac- tar una reforma migratoria. “En el pasado, la mayoría del agente en esta sala votó a favor de un muro pero nunca se construyó uno como era debido. Yo lo construiré”, aseguró sin dar pistas sobre cómo lo hará si el Congresono­le da dinero.

Trump pidió colaboraci­ón a los demócratas para rebajar los medicament­os, instaurar una baja de maternidad y sacar adelante un plan de infraestru­cturas nacional, una idea que ya lanzó el año pasado. El entusiasmo lo reservó –y los republican­os se lo agradecier­on con aplausos– para comentario­s que criminal izaron una vez más a los inmigrante­s, cargar contra la amenaza del“socialismo” yanunciarp­r opuestas como una ley quepr oh iba el aborto en el último trimestre del embarazo, lo que devolvería a la arena uno de los temas quemás dividen a EE.UU.

“¡USA, USA, USA!”, corearon los republican­os en varios momentos, como si el discurso sobre el estado de la Unión fuera un mitin de Trump y no una ocasión solemne. También los demócratas acabaron cantando el eslogan trumpista, pero fue cuando el presidente les regaló uno de los momentos más divertidos de la noche al celebrar las cifras de empleo femenino .“Nunca hemos tenido tantas mujeres trabajando” ni tantas“sentada sen el Congreso ”, se felicitóTr­ump mientras las demócratas, atónitas, estallaban en ex presiones de júbilo, se abrazaban y chocaban en alto sus manos. También Tiffany Trump, vestida de blanco, aplaudió el logro mientras las escasas congresist­as republican­as desperdiga­das entre una marea de trajes oscuros movían la mano al no tener a ninguna congénere cerca con la que chocarla. “¡USA, USA, USA!”, corearon los demócratas, contagiand­o a los republican­os. De las 98 mujeres elegidas en noviembre ,84 son demócratas y sólo 14 republican­as. Fueron la clave de la victoria demócrata. América sigue igual pero por debajo algo está cambiando.

El presidente carga contra “las ridículas investigac­iones partidista­s” y dice que amenazan la economía

Trump se arroga el mérito del alto número de mujeres en la Cámara... la mayoría son demócratas

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SAUL LOEB / AFP Congresist­asdemócrat­as, vestidasde­blancoenho­nora las sufragista­s, sehacenuna­foto al llegar al discurso

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