Trump se reunirá otra vez con Kim Jong Un a final de mes en Vietnam
La negociación entre Washington y Pyongyang está estancada desde el verano
Hace un año, cuando Donald Trump pronunció su discurso del estado de la Unión, se refirió al régimen de Corea del Norte como “depravado” y “cruel dictadura”, al tiempo que acusaba a sus predecesores de actuar con “complacencia” hacia Pyongyang. “No repetiré los errores de pasados gobiernos”, aseguró ante los congresistas.
Mucho ha cambiado la situación en este tiempo, hasta el punto de que el presidente de EE.UU. aprovechó su alocución de este año para anunciar que volverá a reunirse con el dictador norcoreano el 27 y 28 de febrero en Vietnam, en la ciudad costera de Da Nang .“Queda mucho por hacer, pero mi relación con Kim Jong Unes buena”, señaló.
Más allá de la buena sin to nía personal que parece haber entre am- bos, el encuentro se antoja crucial para la reactivación de un proceso de negociación que quedó estancado casi almismotiempo que se apagaban los focos del a cumbre de Singapur de junio. En aquel momento, ambos acordaron trabajar para lograr la “completa desnuclearización de la península”, pero después han sido incapaces en ponerse de acuerdo sobre cómo llevar a buen puerto esos términos tan vagos.
Hasta la fecha, Washington le reclama al Norte que se desarme de manera “verificable, irreversible y completa” como condición previa para que se le levanten las sanciones. Por su parte, Pyongyang considera que ya ha dado muestras suficientes de buena voluntad –como la voladura de su centro de pruebas nucleares en Punggye-ri o el desmantelamiento de su rampa de lanzamiento de misiles de Sohae– y exige que el proceso de negociación se desarrolle por fases, con cada parte cumpliendo una serie de medidas recíprocas antes de pasar a la siguiente. Yde a híno salen.
Eso no quita que Trump saque pecho. “Si no hubiese sido elegido presidente, ahora mismo estaríamos en una guerra importante con Corea del Norte. Nuestros rehenes han vuelto a casa, los ensayos nucleares han cesado y no hay lanzamiento de misiles desde hace 15 meses”, afirmó en el Congreso.
Pero como suele suceder en estos casos, la realidad es más complicada. Según la mayoría de expertos y los propios servicios de inteligencia estadounidenses, Pyongyang conserva “intactas” sus capacidades nucleares y balísticas, que incluso podrían haber aumentado, de acuerdo con un informe de especialistas de la ONU filtrado hace dos días. El texto también señala que Corea del Norte está ocultando y diseminando sus cohetes y ojivas atómicas en instalaciones civiles, como aeropuertos, para minimizar el posible impacto de un ataque aéreo de EE.UU. y que sigue vendiendo armas a países sometidos a embargo como Siria, Libia o Sudán.
Para que esta segunda cita Kim-Trump no se quede en una foto más, será primordial lo que acuerde el enviado estadounidense, Stephen Biegun, en su visita iniciada ayer a Pyongyang. Ha dado a entender que su país podría estar abierto a relajar su postura y optar por el “paso apaso” de los norcoreanos.
Desde que se confirmó que habría otra cumbre, Vietnam lideraba las apuestas como posible anfitrión. Mantiene buenas relaciones tanto con EE.UU. como con Corea del Norte, con quien le unen
“Sino hubiese sido elegido presidente, ahora estaríamos en una guerra importante ”, afirma Donald Trump
también afinidades ideológicas. Además, Vietnam, que ha pasado de ser uno de los países más pobres de Asia a uno de los que más crece (un 7% en el 2018), le puede servir de inspiración a Pyongyang sobre cómo un país comunista puede transitar hacia la economía de mercado sin que el partido único se deshaga del poder.