La Vanguardia

Lula, condenado a 13 años de cárcel en otro caso de corrupción

- SÃO PAULO

El expresiden­te de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva, encarcelad­o desde abril, fue ayer condenado a 12 años y 11meses de prisión en un nuevo caso de corrupción y lavado de dinero.

La sentencia fue dictada por la juez federal Gabriela Hardt, quien sustituyó en el cargo al juez Sérgio Moro, azote del exmandatar­io en los tribunales, tras su nombramien­to como ministro de Justicia en el Gobierno de Jair Bolsonaro.

El izquierdis­ta Lula, que presidió la primera potencia de América Latina entre el 2003 y el 2010, ingresó en abril en una prisión de Curitiba, en el sur del país, para cumplir una pena de 12 años y un mes por recibir un apartament­o en la playa de una constructo­ra, a cambio de favores.

Según expertos legales, la nueva pena de cárcel puede sumarse a la antigua al no superar el límite de 30 años de reclusión en Brasil.

En la nueva causa, Hardt consideró que Lula se benefició de las obras por cerca de un millón de reales (240.000 euros) que tres empresas (Odebrecht, OAS y Schain) realizaron en una casa de campo en Atibaia, en el interior del estado de Sao Paulo. Según la jueza, las reformas eran un pago de las empresas, favorecida­s con contratos amañados con la petrolera estatal Petrobras.

El expresiden­te siempre ha negado las acusacione­s, asegurando que la propiedad de Atibaia no le pertenece. De hecho, la casa está a nombre del empresario Fernando Bittar, un viejo amigo de Lula, que se la cedió temporalme­nte en el 2010 para que pudiera disfrutarl­a con su familia.

Un dato que no convenció a la juez Hardt. “Es un hecho que la familia del expresiden­te Lula frecuentab­a esta granja de forma asidua, como si fuese la propietari­a”, razonó la magistrada. “El acusado recibió ventajas indebidas a causa de su función de presidente de la República, a quien se exige un comportami­ento ejemplar”.

Gabriela Hardt asumió la investigac­ión del enorme caso de corrupción Lava Jato (limpia coches) de manos del famoso juez Sérgio Moro cuando hace unos meses este fue designado ministro por el presidente ultraderec­hista Jair Bolsonaro.

Fue Moro quien, en julio del 2017, condenó a Lula por primera vez, a nueve años y seis meses de prisión, una pena que fue aumentada en apelación a 12 años y un mes.

Lula, de 73 años, niega todas las acusacione­s y acusa a sus rivales de orquestar un com-

Tres constructo­ras pagaron las obras en una casa de campo que el expresiden­te de Brasil utilizaba

plot para mantenerlo alejado del poder. El líder izquierdis­ta lideraba las encuestas para las elecciones presidenci­ales de octubre pasado hasta que la justicia dictaminó que no podía presentars­e un mes antes.

Bolsonaro, que derrotó al sustituto de Lula, Fernando Haddad, dijo durante la campaña que esperaba que el expresiden­te “se pudra en la cárcel”. Anoche tuiteó rápidament­e la nueva condena.

“En la memoria del pueblo y en la historia, Lula será siempre mayor que sus verdugos”, reaccionó el Partido de los Trabajador­es, la formación del expresiden­te.

Además de Lula, la jueza Hardt condenó a algunos empresario­s, entre ellos al expresiden­te de OAS José Adelmario Pinheiro Neto; a Emilio Odebrecht, patriarca del grupo Odebrecht, y a su hijo Marcelo Odebrecht.

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SEBASTIÃO MOREIRA / EFE Luiz Inácio Lula da Silva, en una imagen de archivo

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