Una corona en el cubo de basura
La policía de Suecia recupera joyas reales del siglo XVII que fueron robadas en verano de una catedral a plena luz del día
La catedral de la pequeña ciudad sueca de Strängnäs, a unos 100 kilómetros al oeste de Estocolmo, sufrió el pasado verano un robo digno de una película de acción de Hollywood. Dos hombres entraron a plena luz del día, rompieron la vitrina y se llevaron algunas de las joyas reales más valiosas del país, que datan del siglo XVII. Salieron, cogieron unas bicicletas y se acercaron a la orilla del lago Mälaren, donde les esperaba una lancha con la que pudieron escapar por las aguas que rodean la capital sueca. Pero toda película tiene su final.
Ayer, la policía sueca afirmó que había encontrado las reliquias reales, aunque mantuvo una cierta cautela y aseguró que estaba trabajando intensamente para confirmar “al cien por cien” que fueran las piezas robadas. El conjunto, compuesto por dos coronas, una esfera y una cruz, lo encontró un guarda de seguridad encima de un cubo de basura cerca de Esto colmoen la madrugada del lunes al martes.
Se trata de las joyas con lasque se enterró al rey Car los IX en 1611 ya la reina re gente Cristina en 1625, consideradas de incalculable valor histórico y artístico, aunque en el 2015 fueron aseguradas por un valor de 65 millones de coronas suecas (unos 6,5 millones de euros) cuando salieron de la catedral para ser ex puestas en el Palacio Real de Esto colmo. Las dos coronas son de oro, aunque la del rey es de mayor tamaño y está adornada con plata, perlas y piedras preciosas y, según explicó a la radio pública SR el decano de la catedral de Strängnäs, Christofer Lundgren, son “las más valiosas de su tipo en Suecia”.
El hallazgo se produjo medio año después del robo y justo cuando estaba apunto de darse por concluido el juicio contra el único detenido, un joven de 22 años que se declara inocente, aunque admitió haber robado las bicicletas y la lancha usadas por los ladrones para huir.
El lunes debía celebrarse la última vista del juicio, que ha quedado suspendido, de momento hasta el viernes, mientras se reabre la investigación contra el acusado.
La policía informó de que la investigación se ha concentrado en un grupo criminal de Estocolmo, y que siguen buscando amás delincuentes que podrían haber participado en el robo.
Fue el 31 de julio, pocos minutos antes de mediodía, cuando la policía recibió la alarma. Dos empleados de la catedral estaban allí cuando los ladrones entraron. “Se dieron cuenta rápidamente de que los dos visitantes no eran turistas corrientes; entraron rápidamente sin mirar a su alrededor”, narraba el decano del templo al periódico sueco Dagens Nyheter. Pero los dos hombres actuaron deprisa. Bajaron ala sacristía donde estaban ex puestas las joyas, rompieron el cristal y se llevaron todo lo que pudieron. En la vitrina se hallaron varios detalles de la corona de Carlos IX, por lo que se cree que ha resultado dañada. Huyeron con las bicicletas a través de un campo hasta llegar a la orilla del lago, donde se esfumaron con la lancha. El vasto control policial no consiguió seguir la pista a los ladrones, que aprovecharon el intenso tráfico de embarcaciones en los lagos y archipiélagos suecos durante el verano.
El de Strängnäs no es el único robo de este tipo que sufre Suecia. Hace seis años ocurrió otro a pocos kilómetros de distancia, en Västerås, también a orillas del lago Mälaren. En aquella ocasión fueron sustraídas una corona y un centro del atuendo funerario del rey Juan III, y los objetos aparecieron días después en unas bolsas de basura en el arcén de una autopista tras un chivatazo a la policía. Parece que la historia se repite.
Con las joyas sustraídas se enterró al rey Carlos IX y a la regente Cristina