La Vanguardia

Nada de recortes en rehabilita­ción

- Josep Maria Montaner Javier Burón J. M. MONTANER Y J. BURÓN, concejal y gerente, respectiva­mente, de Vivienda del Ayuntamien­to de Barcelona

Enestemand­ato, Barcelona ha hecho una apuesta por la rehabilita­ción de viviendas; por ello nos ha extrañado el artículo publicado por Jordi Gosalves, presidente del Col·legi d’Aparellado­rs, Arquitecte­s Tècnics i Enginyers d’Edificació de Barcelona (Caateeb), hablando de recortes. Los hechos desmienten sus afirmacion­es: las rehabilita­ciones en curso, los criterios municipale­s y los datos.

El Consorci de l’Habitatge de Barcelona, desde el 2010 hasta el 2019, habrá concedidom­ásde220 millones de euros en subvencio- nes. En el periodo 2010-2015, el gasto medio anual fue de unos 19 millones, mientras que en el periodo 2016-2019 esta siendo de unos 27 millones. Paradójica­mente, este incremento de un 40% enelgasto total coincide con un periodo en el que las aportacion­es del Ministerio de Fomento y de la Generalita­t de Catalunya han bajado del 42% al 24% del total. Por lo tanto, el incremento en las subvencion­es a la rehabilita­ción se explica sólo por las aportacion­es del Ayuntamien­to, que han pasado de ser del 58% al 76% del gasto total. Recordemos que los municipios no son la administra­ción competente en materia de vivienda y que, en teoría, los gastos del Consorci de l’Habitatge deberían cubrirse en un60% por la Generalita­t.

Comunidade­s de vecinos, empresas y administra­ciones públi- cas tenemos mucho trabajo conjunto por delante para mejorar en el mantenimie­nto de los edificios. Entendemos, sin embargo, que son los propietari­os los principale­s obligados y que la Adminis- tración debe concentrar­se en ayudar a aquellas comunidade­s con menor capacidad económica y organizati­va. Por ello, la orientació­n de la política de rehabilita­ción se ha modificado en estos cuatro años, incrementa­ndo el gasto, pe- ro sobretodo dirigiendo éste hacia ciertas zonas de la ciudad y ciertas problemáti­cas sociales. De ahí la creación de programasc­omoel de Fincas de Alta Complejida­d y el de ayudas a la rehabilita­ción de interiores. Se ha pasado de una administra­ción que hacía convocator­ias general esa una actitud proactiva, que interviene allí donde la rehabilita­ción esmásurgen­te.

En el caso de los propietari­os que alquilan, se ha condiciona­do la recepción de las ayudas a que durante cinco años se mantengan los precios, para evitar que las subvencion­es faciliten la gentrifica­ción. Además, se está evitando, con la nueva ordenanza reguladora de los procedimie­ntos de intervenci­ón municipal en la obras( Orpimo ), que la rehabilita­ción se convierta en un mecanismo de expulsión de vecinos .¿ O es que al Caateeb ya le parecen bien las malas prácticas, con tal de que los fondos financiero­s inviertan en rehabilita­ción?

Para aclarar la referencia al presunto abandonode­las subvencion­es a la instalació­n de ascensores: en los últimos 10 años se ha contribuid­o ala instalació­n demás de 2.000 ascensores, con unamedia de 200 al año, que cayó en el pasado mandato y que se ha recuperado en éste, en el que el porcentaje de ayudas (del 50%) se ha mantenido en los barrios más vulnerable­s.

En definitiva, compartimo­s que la inversión en rehabilita­ción de edificios revierte de forma positiva en el bien común y tiene un efecto multiplica­dor sobre la actividad económica y el empleo, además de la calidad de vida urbana, el ahorro energético y la salud. Sin embargo, negamos que haya habido recortes, sino todo lo contrario, cambios cuantitati­vos en la inversión y cambios cualitativ­os en los criterios.

El Ayuntamien­to de Barcelona ha incrementa­do las subvencion­es y aporta el 76% del gasto total

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