La Vanguardia

Malcom no es Romerito

Con lamisión de ocupar el puesto de Messi, el brasileño pasó de desesperar a tocar la gloria y salvar al Barça

- CARLES RUIPÉREZ

La misión hubiera podido fagocitara cualquiera. Empequeñec­ido a más de uno. Sepultado una carrera incipiente. La escena fue más o menos así. Cuando Ernesto Valverde descubría la alineación para el clásico, en el once faltabaMes­si. Su puesto, su espacio físico, lo ocupaba según la pizarra Malcom. “Te toca. Ahí te quiero ver”, le dijeron al brasileño, que nunca antes había visto al Madrid en un terreno de juego. ¿Era una invitación o un examen sorpresa ?¿ Era una oportunida­d al estrellato o un pasillo ala guillotina? Malcom pudo hundirse pensando en lo que se le venía encima, comiéndose la cabeza con tener que hacer olvidar a Messi. Pero en el campo, el extremo salió airoso. Saboreó la gloria. Salvó al Barça.Empatóp aras u equipo antes de que saliese el diez.

Pudo ser Romerito o Lucendo y acabó haciendo de Alexis Sánchez b atiendo de vaselina aDiegoLó pez. Pudo quedar en la misma categoría de Zenden, Hleb, Chigrinski o Ciric, fichajes intrascend­entes, vistos y no vistos, efímeros en una historia de casi 120 años, pero ya no. Ahora está entre los héroes inesperado­s como Abi da lo Ev ar is to, aunque con peinado de jugador de liga de desarrollo de baloncesto estadounid­ense. A veces es Martí Filosia y otras ejerce de rescatador como en el campo del Inter, ayer le volvió a salir cara a Malcom. “El público y los jugadores siempre me están ayudando. Mehaservid­o paramarcar un gol que quizás pueda servir para clasificar­nos”, deseó.

Lejos de la timidez, la saudade y el bloqueo que sufre su compatriot­a Coutinho, elexfutbol­ista delGiron- dins vivió intensamen­te su primer clásico. Es menos brillante pero más inconscien­te y temerario. Como si tuviesemem­oria de pez, pide otra vez la pelota. Aunque sea para hacer siempre la misma jugada de regatear hacia dentro. Alguna vez saldrá, pensará él. Porque desespera y lleva al éxtasis. Malcom pertenece a esa estirpe de jugadores que fallan las fáciles y meten las más complicada­s. Como en Sevilla, volvió a fallar un mano a mano con el portero. Por contra, marcó en una jugada rapidísima donde no estaba en la mejor posición yRamos yLlorente defendían la portería. Pero el latigazo en rosca que tantas veces no le sale en el minuto 58 acabó besando la red.

Sylvinho, ayudante de Tite en la selección brasileña, estuvo en el palco para seguir a Vinicius pero al que vio triunfar fue aMalcom.Igu al que Neymar o Romário, el fichaje por el que el Barça pagó 41 millones en verano marcó en su primer partido al Madrid .“Estoy tranquilo, tal como llegué. Mis amigos, mi familia, mis agentes y mis compañeros meestán ayudando”, reveló.

Y eso que tal como empezó el duelo parecíaque­sólo habíados salidas, dos veredictos: o condena o rechazo. Las tres primeras faltas del Barça fueron suyas, aMarcelo, Modric yKroos. Resbalaba, no le salían los regates, atacaba mejor Semedo que él y los córners que saca nunca pasan delprimer palo.

Pero fue creciendo. No se rindió. El “quiero y no puedo” se transformó en “aquí estoy yo” y “querer es poder”. Enroscó dos buenas faltas la te rales–Raki tic re mató una al larguero –, los defensas estaban pendientes de él y las patadas le llegaban de Llorente o de Vinicius. Una metamorfos­is que culminó con el gol. El disparo no fue a la segunda gradería, sino que subió al marcador. Ya tiene lo que se les negó aSimãooQua­resm aya otros tantos extremos que llegaron con la vito la de nuevos Figos y cracks en ciernes. Tiene 21 años y pasó de víctima a verdugo. De que le miren por encima del hombro a irse despedido con una ovación. “Me he ido cansado porque no estoy jugando mucho pero este gol me da fuerzas para seguir entrenando y peleando ”, promete.

DESESPERAC­IÓN Y ÉXTASIS

El extremo pertenece a esa estirpe de jugadores que fallan las fáciles y meten las más complicada­s

HÉROE POR SORPRESA Talcomoemp­ezóel partido, sólo había dos veredictos: condenaore­chazo; acabó saliendo ovacionado

 ?? PAU BARRENA / AFP ?? Messi entró en juego en el minuto 63. Su gesto decidido al atarse el brazalete de capitán enardeció al Camp Nou
PAU BARRENA / AFP Messi entró en juego en el minuto 63. Su gesto decidido al atarse el brazalete de capitán enardeció al Camp Nou

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain