Un crítico de la globalización presidirá el Banco Mundial
Trump escoge a DavidMalpass, el número dos del Tesoro
¿Puede alguien que ha definido el Banco Mundial como “algo que forma parte de aquella gigante extensión de organizaciones internacionales que crean un montón de deudas sin resolver problemas” estar al mando mismo de la institución? Es la pregunta que varios observadores se están haciendo, después dequelos medios filtraron que el presidente DonaldTrumppr opondrá a Da vi dMalpass,sub secretario del Tesoro ,62 años, para presidir el banco con sede en Washington.
La influyente revista Foreign Policy titulaba esta semana un artículo así: “¿DavidMalpass llevará el Banco Mundial ala ruina ?” Dada la acogida, se puede decir que el norteamericano sólo puedemejorar las expectativas.
Malpass tiene una sombra en su currículum que muchos no han olvidado: era economista jefe del banco de inversión Bear Stearns cuandola entidad colapsó en el 2008, el año del crac de LehmanBrothers. Ynoes laúnica. En el 2005 dijo que los ahorros de los estadounidenses tenían buena salud y en agosto del 2007 escribió en el Wall Street Jo urna lunartí culo titulado :“No tengan pánico almercado crediticio”. Pero poco después la burbuja inmobiliaria pinchó. Tampoco estuvo muy acertado en el 2010, cuando escribió una carta al entonces presidente de la Reserva Federal( Fed),B en Bernanke,alert ando de que su política de estímulo s dispararía la inflación( que cayó a mínimos históricos) y la recesión (el país está viviendo una de las expansiones más largas de la historia ).
El premio Nobel de Economía PaulKrug man se ha dedicado en las últimas horas en las redes social esa recopilar todas las salidas detono del futuro presidente del Banco Mundial, cuyo pensamiento, ensuopinión, es“unmanojo de prejuicios, añadidos con frases económicas vagas: los impuestos bajos son buenos, la regulación mala, la baja inflación es ok, los bajos tipos también y el dólar fuerte es súper. Pero sobre todo no le pregunten el porqué”.
A lo largo de los años, David Malpass tuvo varias oportunidades para dar sus opiniones sobre el Banco Mundial y habrá que ver cómo encajarán ahora que va a presidir la institución. En noviembre del 2017 criticó duramente la política de préstamos a los países más necesitados. “Sus prácticas son corruptas y no benefician al agente de estos países, sino a aquellos que vuelan en primera clase para dar consejos a los gobernantes locales”. También se quejó de que la organiza- ción siguiera otorgando préstamosaChina y enotra ocasión dijo que era necesario reducir los salarios de los funcionarios, a su juicio demasiado elevados.
El pacto no escrito es que un europeodirija el Fondo Monetario Internacional (FMI) y un estadounidense el Banco Mundial, donde por cierto EE.UU. tiene la mayoría de votos (16%) y acciones. Parece improbable que los europeos –que junto con Japón tienen mucha influencia– se opongan, teniendo en cuenta los equilibrios políticos entre los distintosbloques. Lajuntaejecutiva es elórgano quetendrá la última palabra.
El Banco, con sede en Washington, pese a haber conseguido un aumento de capital de 13.000 millones de dólares el pasado mes de abril, no está viviendo uno de sus mejores momentos.
“El multilateralismo ha ido demasiado lejos y perjudica al crecimiento global y al de EE.UU.”, dijo
Paul Romer (premio Nobel de Economía en el 2018) abandonó el cargo de economista jefe en plena polémica con la organización, al acusarle de hacer informes económicos sesgados. El último presidente, Jim Yong Kim –norteamericano de origen coreano nombrado por el presidente Obama–, dimitió antes de que finalizara su mandato para pasarse al sector privado.
A finales del 2017, Malpass, que trabajó en la administración Reagan, dijo que el “multilateralismo ha ido demasiado lejos y perjudica al crecimiento global y al de EE.UU.”. Ahora le tocará a él poner los límites.