Felipe González se suma a la presión sobre Sánchez
OeEl expresidente cree que la figura del relator es una “degradación institucional” oeLa Moncloa se mantiene firme y el PDECat presenta su veto al presupuesto
LA “SEDE NATURAL” DEL DIÁLOGO
“¿Para qué necesitamos un notario, si sobran en el Parlamento?”, clama el expresidente
LA DIVISIÓN SOCIALISTA
En Ferraz critican una ofensiva interna de los que apoyaron a Susana Díaz: “Y así les fue”
NO HAY MARCHA ATRÁS
Calvo prosigue las negociaciones con el Govern y “asume las consecuencias”
En medio de la tormenta perfecta, la voz de Felipe González resonó como un trueno. “Hemos entrado en un terreno de confusión que me preocupa. No necesitamos relatores, me preocupa mucho la degradación institucional”, advirtió ayer el expresidente del Gobierno. Y disparó notablemente la presión contra Pedro Sánchez.
González rechazó de plano las demandas del Govern de la Generalitat: “Se ha confundido completamente el debate presupuestario con temas que no tienen nada que ver”. Y criticó que ERC, y hoy también el PDECat, presenten enmiendas a la totalidad del presupuesto de Sánchez con “una condición suspensiva”. Es decir, que se retirarían si el Gobierno cambia la posición de la Fiscalía sobre los presos independentistas y se aviene a negociar el derecho de autodeterminación de Catalunya. “El Gobierno no puede, yo creo que no quiere, pero no puede interferir en el funcionamiento de la justicia”, replicó González. Y, por otra parte, “el derecho de autodeterminación no está en la Constitución, en el ordenamiento jurídico, en el derecho europeo ni en el derecho internacional y, por lo tanto, no es negociable”. “Habría que cambiar la Constitución, cosa a la que yo me opondría”, advirtió.
Dicho lo cual, González desechó de plano la figura del relator aceptada por Sánchez para una mesa de partidos que aborde soluciones políticas para Catalunya, que subleva a amplios sectores del PSOE. Para empezar, según el expresidente, el Gobierno “no puede decidir lo que van a hacer los partidos”, no puede “interferir en su autonomía”. Pero, además, descartó esta figura: “¿Para qué necesitamos un notario que certifique lo que se dice, cuando en el Parlamento sobran notarios, asesores jurídicos y gente que toma nota?”. A su juicio, la propuesta que negocian el Gobierno y la Generalitat implica “un juego muy delicado”, ya que la “sede natural del encuentro entre partidos es el Parlamento”, el catalán y el español. Sacar el diálogo del ámbito parlamentario supondría, en su opinión, una “degradación institucional”. “Lo cual es muy peligroso para el funcionamiento de la democracia”, alertó González.
Con la tormenta descargando sobre Sánchez, su núcleo duro en la Moncloa se muestra no obstante dispuesto a aguantar toda la presión interna y externa: “Estamos tranUna quilos. Hemos hecho lo que debíamos hacer”, afirman.
Ante la posición que adoptarán ERC y el PDECat el próximo miércoles en la votación en el Congreso de las enmiendas de totalidad a los presupuestos, que determinarán la supervivencia del mandato de Sánchez, en la Moncloa impera la resignación: “Ellos verán lo que hacen”, zanjan sobre los partidos independentistas. “Incluida la derecha”, añaden, en alusión a la masiva protesta convocada por el PP, Ciudadanos y Vox para este domingo. enorme presión externa que se suma a la interna en el PSOE, donde los principales presidentes autonómicos y alcaldes ven con pavor cómo las negociaciones del Gobierno con el independentismo les pueden barrer del mapa en las elecciones del 26 de mayo, como ya ocurrió con la andaluza Susana Díaz en diciembre. La aceptación por parte de Sánchez del relator, como facilitador de una nueva mesa de partidos, es la gota que colma el vaso de la paciencia en amplios sectores del PSOE. Lo interpretan como un mediador en un proceso de paz internacional, y advierten que sólo sirve para validar el relato del independentismo sobre el conflicto entre España y Catalunya. “Durante meses”, aseguró la eurodiputada Elena Valenciano, el PSOE se ha “desgañitado” en las instituciones europeas, “cuando los independentistas pedían mediación para el conflicto”. “Los mediadores son las instituciones, el Parlamento”, subrayó.
Ante la extensión del incendio interno, el secretario de coordinación territorial de Ferraz, Santos Cerdán, trató de calmar los ánimos de uno de los presidentes más combativos al respecto, el castellano-manchego Emiliano García-Page. Pero no lo logró. La conversación fue así una “llamada de atención”, pero en ambas direcciones. “No le van a callar”, avisan en el equipo de Page. Y todos los esfuerzos de la Moncloa y de Ferraz por apagar el incendio interno resultaron ya infructuosos en cuanto González alzó la voz. En Ferraz critican que la ofensiva interna la vuelven a encabezar “todos los que apoyaron a Susana Díaz en las primarias... y así les fue”.
Pero ni Sánchez ni su vicepresidenta, Carmen Calvo, tiran la toalla. En la Moncloa y Ferraz afirman que resistirán la presión. “Sin ninguna duda”, afirman. Calvo prosiguió ayer sus conversaciones con el vicepresidente del Govern, Pere Aragonès, y la consellera de Presidència, Elsa Artadi. Unos diálogos en los que Calvo les asegura que el Gobierno “no va de farol” y que está “dispuesto a asumir las consecuencias” de seguir las negociaciones, pese a las convulsiones en el PSOE y a que la derecha se eche a la calle. La vicepresidenta del Gobierno también se habría mostrado dispuesta, en privado, a que en la mesa de partidos se sienten el PSOE y Podemos. Si bien asume que la participación del PSOE deberá decidirla su secretario general, es decir, Sánchez. Ayer, Calvo no dio en las conversaciones muestras de desistimiento, si bien tampoco se concretaron avances.