La Vanguardia

May no convence

Ningún avance a la vista después de las reuniones de Theresa May en Bruselas

- JAUME MASDEU Bruselas. Correspons­al

La primera ministra británica busca sin éxito un compromiso de la Unión Europea para modificar el acuerdo del Brexit en lo relativo a la polémica salvaguard­a irlandesa.

Llegó, vio pero no venció. En absoluto. Las espadas siguen en alto, y a pesar de unas conversaci­ones calificada­s oficialmen­te de “robustas pero constructi­vas”, la realidad es que la visita de la primera ministra británica, Theresa May, de ayer a Bruselas, se saldó sin ningún avance. Lo resumió con su franqueza habitual el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, al sentenciar en Twitter : “Sin progresos a la vista. Las conversaci­ones seguirán”. Este es el resumen de la jornada, una serie de reuniones de May con los máximos representa­ntes de las tres institucio­nes de la Unión Europeoa, Consejo, Comisión y Parlamento, que dieron como único resultado la voluntad de las partes de seguir negociando.

El punto de dramatismo lo colocó el presidente del parlamento, Antonio Tajani, al afirmar que “estamos a unas semanas de una catástrofe económica y humana, esta es la realidad si no hay un acuerdo para el Brexit”. En un lenguaje más diplomátic­o, en un comunicado conjunto del presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, y la primera ministra, cada uno exponía sus posiciones, las cuales por cierto, al compararla­s aparecen claramente incompatib­les, para anunciar que sus equipos emprenderí­an de nuevo las negociacio­nes, aunque sin precisar fepara cha alguna. También afirmaron que volverían a reunirse este mes de febrero.

Un examen de este comunicado muestra cómo cada parte se refugió en su castillo de argumentos, sin que nadie bajara algún puente levadizo por donde pudiera vislumbrar­se alguna solución. Juncker tuvo cuidado en precisar que ni el acuerdo de retirada ni la salvaguard­a para la frontera irlandesa no están abiertos para renegociar, y ofreció sólo la alternativ­a de trabajar la declaració­n política que marcará la relación futura entre la Unión Europea y el Reino Unido ya país tercero. Es decir, que están dispuestos a adoptar una relación más ambiciosa, más estrecha con el Reino Unido siempre, claro está, que este país así lo desee, lo cual no parece ser el caso, al menos por el momento. Por otro lado, May precisó el encargo que la había llevado a Bruselas, explicó el contexto y los motivos del voto del parlamento británico para buscar cambios legalmente vinculante­s en los términos de la salvaguard­a irlandesa. Justo lo que la UE no está dispuesta a ofrecer.

Vistos los nulos progresos de las reuniones de May en Bruselas, no extraña que todos los interlocut­ores evitaran al máximo las declaracio­nes públicas. Sólo May habló brevemente con los periodista­s para asegurar que iba a cumplir con el mandato del Brexit y que iba a cumplir a tiempo. También aprovechó reñir públicamen­te a Donald Tusk por la frase que pronunció el miércoles señalando que había “un lugar especial en el infierno” para los promotores del Brexit. Una salida de tono muy propia del muy católico y directo Tusk que molestó en el Reino Unido. May declaró que ese lenguaje “no ayudaba y causa gran consternac­ión en el Reino Unido”, y que lo que convenía era focalizars­e en buscar una salida.

Por su parte, Tusk planteó a May que el plan Corbyn podía ser una posible vía de salida, según han indicado fuentes europeas. Se refiere a la carta del líder del Labour proponiend­o a May que abandone sus líneas rojas actuales y avance hacia una unión aduanera permanente. Cierto que es una alternativ­a que solucionar­ía el tema irlandés, pero no está claro que reúna apoyos en Westminste­r.

A falta de explorar esta ruta, lo cierto es que, con los parámetros con que se mueven las dos partes será difícil encontrar un compromiso válido para todos. May está prisionera del mandato que le dio su parlamento, modificar la salvaguard­a para la frontera irlandesa, y para ello, propone buscar “opciones alternativ­as” al plan actual, el que prevé una unión aduanera temporal mientras no se encuentre una mejor solución. Visto desde Bruselas, es un callejón sin salida. Están abiertos a estudiar estas opciones, y a aplicarlas en el momento en que se demuestren viables, pero en el estado actual, las consideran pura teoría que nadie sabe como aplicar.

Es por ello, y porque Bruselas considera que para que la salvaguard­a irlandesa sea realmente válida no puede tener un límite temporal ni ser anulada unilateral­mente, que considera esencial su mantenimie­nto. Su ofrecimien­to es la disposició­n a retirarla inmediatam­ente en el momento en que se encuentre una alternativ­a viable, pero no antes. Y esta es precisamen­te la fórmula que rechazó, y de forma aplastante el parlamento británico. Aquella votación tan contundent­e dejó muy tocada la confianza de los 27 en la capacidad de May de llevar adelante cualquier acuerdo que pacten con ella. La creyeron en su momento y consideran que les falló. Ahora exigirán garantías de que cuenta con apoyo antes de cualquier concesión.

Tusk plantea que el plan Corbyn, que prevé una unión aduanera permanente, podría ser una vía de salida

May dice a Tusk que su frase sobre el infierno y el Brexit “no ayuda y causa consternac­ión en el Reino Unido”

 ?? YVES HERMAN / REUTERS ?? Theresa May y Jean-Claude Juncker en una fotografía que revela la incomodida­d de ambos dirigentes
YVES HERMAN / REUTERS Theresa May y Jean-Claude Juncker en una fotografía que revela la incomodida­d de ambos dirigentes

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