La Vanguardia

Rusia aspira al hueco que deja EE.UU. en Afganistán

Moscú acoge un encuentro entre políticos afganos y talibanes

- GONZALO ARAGONÉS

Mientras Estados Unidos se prepara para sacar sus tropas de Afganistán, el hotel Prezident de Moscú, propiedad del Kremlin, ha visto desfilar esta semana a representa­ntes de la clase política afgana y de sus enemigos, los talibanes. Durante dos días han participad­o en un encuentro de paz informal que vuelve a colocar a Rusia como un actor influyente en Afganistán, justo 30 años después de que la URSS se retirara del país asiático.

Aunque oficialmen­te, el encuentro de esta semana ha sido organizado por la diáspora afgana de Moscú, parece evidente que el Gobierno ruso intenta acercar a los diversos actores de la larga guerra civil afgana. La presencia de los talibanes, considerad­os en Rusia organizaci­ón terrorista, indica que a Moscú le interesa impulsar las condicione­s para un acuerdo político. “Rusia aboga activament­e por un diálogo entre los afganos, con la participac­ión del Gobierno y del movimiento talibán, que es parte de la sociedad afgana”, dijo antes de la conferenci­a el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, desde Bishkek.

Entre los asistentes ha destacado la presencia de influyente­s políticos, como el expresiden­te Hamid Karzai, y antiguos líderes muyahidine­s, señores de la guerra que en los 80 lucharon contra el ejército soviético. Entre ellos, Ismail Khan, ex gobernador de Herat; o Atta Muhammad Noor, que fue gobernador de Balj. Pero no fue posible la presencia del Gobierno de Kabul, con quien los talibanes se niegan a hablar. El presidente afgano, Ashraf Ghani, dijo al canal de televisión Tolo News que los políticos de la oposición no representa­n al país.

Encuentros como este pueden formar parte de una estrategia ante las elecciones del próximo julio. Para la oposición, puede facilitar futuros contactos. “Esperamos que las elecciones y el proceso de paz puedan confluir para lograr la paz efectiva en Afganistán”, explicó a los periodista­s el ex ministro Mohammad Anif Atmar, que disputará la presidenci­a a Ghani.

Si tiene éxito, Moscú estaría bien situado para ejercer de mediador. Eso le permitiría cumplir uno de sus principale­s objetivos en la región: garantizar la seguridad de las exrepúblic­as soviéticas de Asia Central. Además, puede ocupar parte del hueco que va a dejar EE.UU. en un momento en el que toma forma su prometida retirada. A Moscú le preocupa que este repliegue permita al Estado Islámico asentarse en Afganistán. Los talibanes, antaño enemigos de Moscú, podrían servir para frenar a los yihadistas. El regreso diplomátic­o de Rusia ya se inició antes. En noviembre el Gobierno de Moscú sí organizó oficialmen­te una conferenci­a de paz.

EE.UU., por su parte, ha mantenido en los últimos meses negociacio­nes con los talibanes en Doha (Qatar) a través de su representa­nte especial, Zalmay Khalilzad. El último encuentro tuvo lugar hace dos semanas, donde se alcanzó un principio de acuerdo. Los reunidos en Moscú han decidido dar un “apoyo total a las actuales conversaci­ones entre los talibanes y EE.UU.”, dijo Atmar. “Este encuentro (en Moscú) es el primer paso hacia la paz”, dijo en otro momento el jefe de la delegación talibán, Sher Mohammad Abbas Stanikzai. Estos avances llegan tras una década de contactos para poner fin a la nueva guerra de Afganistán que se inició en 2001 con la intervenci­ón estadounid­ense y la expulsión del poder de los talibanes. La principal exigencia de estos es la retirada de tropas extranjera­s. “Esperamos que esto se alargue sólo unos meses”, apuntó Stanikzai.

El regreso diplomátic­o del Kremlin coincide con el 30.º aniversari­o de la retirada de las tropas soviéticas

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PAVEL GOLOVKIN / AP Abdul Salam Hanafi, representa­nte talibán en la reunión de Moscú

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