La renuncia por edad del arzobispo Pujol coincide con el escándalo por abusos
La diócesis de Barcelona asegura que no tiene ninguna investigación abierta
El arzobispo de Tarragona, Jaume Pujol, cumple hoy 75 años, y de acuerdo con el procedimiento establecido por el Código de Derecho Canónico “se le ruega que presente la renuncia de su cargo al Sumo Pontífice, el cual proveerá teniendo en cuenta todas las circunstancias”. Y la casualidad ha hecho que su carta de renuncia coincida ahora con el escándalo protagonizado por tres sacerdotes de su diócesis acusados de presuntos abusos a menores.
Hace tan sólo unos días se daba por supuesto que, tal como ha venido siendo habitual con otros obispos, desde el Vaticano se le hubiera prorrogado otros dos años en su puesto y más por tratarse del arzobispo primado y presidente de la Conferencia Episcopal Tarraconense, un cargo relevante que en un momento político tan complejo como el actual dificultaba aún más el relevo. Ahora la decisión que tome la Santa Sede podrá tener distintas lecturas y puede que equívocas.
Desde el mismo arzobispado se difundió ayer una nota en la que se precisa que previendo la proximidad de la edad de jubilación, muchas veces el Nuncio inicia contactos con los obispos y algunos miembros de la Iglesia diocesana para analizar las circunstancias de cada caso. Según informa nuestra corresponsal Anna Buj, ayer desde el Vaticano se limitaron a informar que “se está al caso de la situación”.
La denuncia contra los tres sacerdotes de la diócesis ha producido una gran conmoción por ser los tres muy conocidos. Pere Llagostera, ya fallecido, fue de joven secretario del cardenal Arriba y Castro, arcipreste y miembro del Consejo de Consultores y al jubilarse en Constantí fue nombrado canónigo honorario de la catedral de Tarragona; Francesc Xavier Morell, recién nombrado sacerdote de Constantí, fue delegado diocesano de catequesis; y Josep Maria Font ha pasado por diversas parroquias y en una de las últimas en Cambrils recibió el premio Diamant Talent Cooppel por su colaboración en favor de la paz.
Las organizaciones independentistas Arran y Endavant OSAN convocaron un acto de protesta ante el arzobispado e hicieron pintadas en las que tachan de “cómplice” a la cúpula eclesiástica. Una acción que provocó la reacción del alcalde de Tarragona, Josep Fèlix Ballesteros, quien pese a reconocer que le “desagrada” la situación, rechazó las peticiones de la CUP de dimisión. “Estoy al lado del señor arzobispo. Le doy mi apoyo”, afirmó Ballesteros.
Por otro lado, ayer trascendieron otras dos denuncias de abusos. Por un lado El Periódico recoge el testimonio de “un joven mutilado tras un cáncer” que asegura
que sufrió abusos en 1987 por parte del monje Andreu Soler (se trataría de la novena víctima). Y un exalumno de la escuela Mireia de Montgat (Barcelona) ha denunciado en el curso 1984-85 sufrió abusos por parte de su profesor de religión (que era un laico).
La ministra de Justicia, Dolores Delgado, aseguró haber enviado una carta al presidente de la Conferencia Episcopal, Ricardo Blázquez, para pedirle toda la información de la que disponga sobre investigaciones internas y procedimientos abiertos por denuncias de abusos y agresiones sexuales en instituciones religiosas.
La noticia provocó extrañeza en la Conferencia Episcopal, que emitió una nota señalando no saber nada de la carta y pidiendo al Gobierno que se preocupe por los abusos “en todos los ámbitos” de la sociedad.
También el presidente del Tribunal Eclesiástico de Barcelona, Santiago Bueno, señaló que la obligación de las diócesis y de las órdenes religiosas es notificar los casos de abusos a la Santa Sede y a los juzgados de guardia pero no al ministerio. Bueno explicó que en la diócesis de Barcelona no hay ninguna investigación abierta y sólo dos casos en el pasado. Uno se cerró por condena para el afectado y otro se interrumpió por la muerte del supuesto agresor.
La ministra de Justicia pide información y los obispos le responden que se preocupe por “todos los ámbitos”