Drástico recorte de Bruselas al crecimiento de la eurozona
Los problemas de Alemania, Francia e Italia lastran la economía
Por sexto año consecutivo, la economía de la zona euro seguirá creciendo en el 2019, pero cada vez a un ritmo menor y, lo que es peor, la Comisión Europea ha vaticinado una reducción del crecimiento para este año. Una reducción de seis décimas respecto a sus previsiones de noviembre, que dejarán el PIB de la eurozona en un 1,3%, a causa en parte de las tensiones comerciales internacionales, pero también de los problemas domésticos en las principales economías.
Es el caso de Alemania, que crecerá un 1,1%, Francia (1,3%) y muy especialmente Italia, que es la economía que menos crecerá de la eurozona y de toda la Unión Europea, sólo 2 décimas. Esta rebaja de las previsiones de crecimiento “refleja factores externos, como las tensiones comerciales y la ralentización de las economías emergentes, especialmente China”, dijo el vicepresidente de la Comisión, Valdis Dombrovskis, que apuntó otro riesgo a la vista: “La posibilidad de un Brexit disruptivo crea incertidumbre adicional”.
Por su parte, el comisario de Economía, Pierre Moscovici, fue más explícito y citó causas específicas para cada uno de los grandes países. Mencionó las tensiones sociales en Francia, una referencia clara a los chalecos amarillos, que han provocado un conflicto abierto en las calles y en la política, forzando además al Gobierno a aumentar el gasto, con lo cual puede quedar en cuestión el cumplimiento de los objetivos de déficit que París se comprometió a respetar en Bruselas. En ocasiones anteriores, Moscovici ya mencionó que si se trataba de un incumplimiento puntual que fuera corregido en ejercicios posteriores, podía ser aceptado por la Comisión Europea. El comisario negó que pudiera establecerse una comparación entre el caso francés y el italiano, una economía que, según su criterio, actualmente paga “la gran incertidumbre sobre sus políticas presupuestarias”.
Por último, también se refirió a la reducción de la producción de automóviles en Alemania, que ralentiza el crecimiento de la mayor economía europea. En el caso alemán, ya se registró una desaceleración en el 2018 a causa de la disminución del consumo interno y la reducción de las exportaciones. A partir de ahí, Bruselas pronostica que con las tensiones comerciales internacionales y la economía global frenándose “el crecimiento de las exportaciones es improbable que recupere pronto el dinamismo del período 2014-17”.
En este contexto de desaceleración generalizada, España es de las economías que sale mejor parada. Bruselas también le reduce la previsión, pero sólo una décima, dejándola en un 2,1 % para este año. De esta manera, el espectacular 3,6% de crecimiento que sumó en el 2015 ha ido reduciéndose progresivamente año tras año, sin prisa pero sin pausa. Bajará también en el 2019 y seguirá haciéndolo en el 2020, pero siempre manteniendo un crecimiento superior a la media de la zona euro. En el caso español, la causa principal de esta desaceleración es la reducción del consumo privado.
Al referirse a España, el informe de la Comisión Europea cita de nuevo el aumento del salario mínimo interprofesional, al que atribuye un freno en el ritmo de creación de empleo, aunque reconoce que no impedirá que siga bajando la tasa de paro. Curiosamente, si en noviembre fuentes de la Comisión se atrevieron a aventurar que este aumento del salario mínimo provocaría una pérdida de 70.000 puestos de trabajo en dos años, ahora no dan cifras, argumentando que no disponen de cálculos propios. Por otro lado, también apuntan que este aumento del salario mínimo permitirá una subida de los salarios a lo largo del 2019.
El comisario de Economía, Pierre Moscovici, relativizó la desaceleración de la economía española, precisando que
El PIB español crecerá un 2,1% en el 2019, una décima por debajo de las previsiones de noviembre
“sigue estando por encima de la media de la zona euro” y que sólo han rebajado una décima respecto a los cálculos de noviembre. Respecto a los riesgos de que España siga sin presupuestos para el 2019, Moscovici hizo los driblings necesarios para no pronunciarse sobre este punto tan delicado. Su argumento es que ayer no era el momento de hablar de finanzas públicas, que esto llegaría más adelante. “Hablaremos de ello en el buen momento y en los buenos términos”, dijo añadiendo que naturalmente “prefiere que haya un presupuesto en España”, pero que lo contrario tampoco sería una situación inédita.