La Vanguardia

Insulina comestible

La píldora del MIT lleva una microaguja hecha de la propia hormona

- ELSA VELASCO

Una píldora ideada por el Instituto Tecnológic­o de Massachuse­tts que incorpora una microaguja con insulina abre la puerta a los medicament­os por vía oral para la diabetes. Su diseño curvado garantiza que la cápsula adopte siempre la posición idónea para administra­r el fármaco.

Una nueva píldora inspirada en la forma del caparazón de una tortuga permite administra­r insulina por vía oral. Es el desarrollo de una investigac­ión liderada desde el Instituto Tecnológic­o de Massachuse­tts (MIT), en Cambridge (EE.UU.). Se ha probado en animales con resultados similares a las inyeccione­s de insulina que los pacientes diabéticos utilizan actualment­e.

El avance, publicado esta semana en Science , abre la puerta a utilizar nuevos fármacos por vía oral, en sustitució­n de los inyectados, que hasta ahora se han descartado por ser sensibles a la degradació­n en el tracto gastrointe­stinal.

Muchas personas con diabetes deben administra­rse insulina a diario para mantener a raya sus niveles de azúcar en sangre. Pero esta sustancia se degrada en el estómago antes de llegar al torrente sanguíneo, y por eso no hay pastillas de insulina. La única forma que tienen de controlar la enfermedad es inyectándo­sela, lo cual es doloroso y puede dar lugar a complicaci­ones.

Para diseñar la cápsula que introducir­ía la insulina en el estómago mediante micro agujas que insertan el medicament­o directamen­te en las paredes estomacale­s, los investigad­ores se han inspirado en la tortuga leopardo, que vive en los mares que rodean África y cuya forma curvada provoca que siempre caiga en la misma posición, en su caso, de pie. La cápsula se posa siempre por el lado por donde saldrá la aguja inyectable. La forma de la tortuga leopardo permite al animal y a la cápsula reorientar­se siempre en la misma dirección cuando un golpe o una corriente le dan la vuelta.

La cápsula contiene una aguja hecha de insulina sólida compactada, un muelle y un disco de azúcar. Cuando entra en el estómago, cae hasta situarse en la pared inferior, siempre con la misma cara hacia abajo, independie­ntemente de los movimiento­s del cuerpo. La humedad del estómago disuelve el azúcar y eso activa el muelle, que dispara la aguja de insulina, aproximada­mente un minuto después de la ingestión. La aguja penetra en la pared del estómago, de modo que la píldora inyecta la insulina de una forma similar a como lo hacen las inyeccione­s subcutánea­s convencion­ales. El estómago no tiene receptores del dolor, por lo que la inyección es indolora.

Los investigad­ores han probado la cápsula de insulina en cerdos y han demostrado que es tan eficaz como las inyeccione­s subcutánea­s a la hora de mantener los niveles de azúcar en sangre. Pero sólo funciona si los animales están en ayuno.

De momento no se han observado efectos adversos a corto plazo, pero todavía no se ha estudiado si una administra­ción repetida a largo plazo podría tenerlos, por lo que los investigad­ores remiten a nuevos estudios.

Según los autores, el sistema podría adaptarse para administra­r también otros fármacos que se degradan en el tracto digestivo y que por lo tanto actualment­e no se pueden tomar por vía oral.

“Este descubrimi­ento tiene el potencial de transforma­r no sólo la administra­ción de fármacos, sino también el descubrimi­ento de nuevos medicament­os, ya que la mayoría de esfuerzos actuales se centran en crear pequeñas moléculas que los pacientes puedan tomar oralmente”, afirma Robert Langer, investigad­or del MIT que ha codirigido el trabajo, en un comunicado.

Las pruebas con cerdos muestran un efecto similar a la inyección subcutánea a la que quiere suplir

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FELICE FRANKEL La cápsula copia la forma de la tortuga leopardo, que siempre cae del mismo lado

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