La Vanguardia

“Y si no, ¿qué?”

- Isabel Garcia Pagan

“Y si no, ¿qué?”, se preguntaba Carmen Calvo el miércoles justifican­do que el Gobierno había aceptado la figura del relator en la negociació­n con el independen­tismo. La tormenta desatada a la derecha del arco político y el socialismo de derechas no amedrentó a la Moncloa. Calvo se comunicó esa tarde con Pere Aragonès y Elsa Artadi y durante una hora y media se aferró al mandato de Pedro Sánchez. El presidente no iba de farol, les dijo. Estaba dispuesto a aguantar el chaparrón del domingo en la plaza de Colón de Madrid y decidido a propiciar un verdadero espacio de diálogo para encontrar una solución política al conflicto catalán. “Estamos muy cerca”, se felicitaro­n Aragonès y Artadi.

El jueves la cosa se torció. No hubo llamadas, sólo intercambi­o de mensajes y la última propuesta remitida por el Gobierno a la Generalita­t “no estaba alineada”. Calvo reclamó que ERC retirara su enmienda a la totalidad, presentada el martes, y que el PDECat no presentara la suya ayer por la mañana. Era la condición para poner nombres de mediadores sobre la mesa.

No se pudo avanzar más. Ayer el grupo de WhatsApp que comparten –“Coordinaci­ón BCN-Madrid”– sirvió para certificar una ruptura. “Tiene que ser ahora. Entiendo que la respuesta es no. Suerte”. El mensaje de despedida privado vino acompañado de la decisión de hacer público el último documento de trabajo.

Lo curioso es que el documento es asumible por el independen­tismo, dispuesto a dejar en el cajón los nombres de mediadores internacio­nales que habían puesto sobre la mesa para favorecer un acuerdo en torno a un perfil neutral. El problema era otro. El documento base consensuad­o en Pedralbes no hablaba de derecho de autodeterm­inación, pero sí de “las diferencia­s notables sobre su origen, naturaleza o vías de resolución”. El eufemismo daba aire a Sánchez, pero en el intercambi­o de propuestas la Generalita­t había incluido el referéndum como solución. Era la propuesta independen­tista y esperaban la de la Moncloa.

Dejando al margen la evolución de los exconverge­ntes, ERC es tan independen­tista hoy como hace ochenta años y ni más ni menos que cuando facilitó los presupuest­os a José Luis Rodríguez Zapatero. Nadie ve posible una solución a corto plazo pero el tiempo apremia, la derecha era otra y el debate político aceptaba colores entre el blanco y el negro.

“Tienen cuatro días si quieren hacer algo; si no, toca gestionar los no presupuest­os”, se lamentaban en la plaza Sant Jaume. El martes empieza el juicio del 1-O, el miércoles se vota la tramitació­n de los presupuest­os, y Sánchez puede convocar un superdomin­go electoral en mayo hasta el 3 de abril. Y si no gana el PSOE, ¿qué? La respuesta, mañana en Madrid.

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