La Vanguardia

Decencia

- Pilar Rahola

Buscaba algún sustantivo ajustado para titular la reflexión de hoy, y después de marearme con sinónimos, la decencia me ha parecido el concepto más preciso. Según la Real, la decencia significa “dignidad en los actos y en las palabras, conforme al estado o calidad de las personas”. Pues sí, de eso se trata, de decencia. Y de sentido profundo de la democracia, y de rigor ético, y de respeto a las víctimas de las ideologías totalitari­as, y de..., pero sobre todo se trata de decencia.

Y será la decencia la que quedará arrastrada por el barro en el aquelarre nacional patriótico que se han montado los de la derecha irredenta, con todos sus extremos incluidos, para demostrar su aversión rotunda al nacionalis­mo. Perdón, por aclarar, aversión al nacionalis­mo catalán, que, si se trata del nacionalis­mo español, se puede ser ultra hasta los tuétanos y no morir de ridículo. Por supuesto, no tengo ningún problema en el amor a España que pueda sentir cualquier persona, y creo que el sentimient­o de pertinenci­a, expresado desde la tolerancia, es positivo e innato a la identidad que nos define. Pero hay un abismo cósmico entre amar a España y militar en el

Ninguna democracia decente del mundo permitiría que los neonazis defendiera­n su bandera

nacionalis­mo de bajo vientre que atiza al global del catalanism­o (no nos engañemos, no va sólo contra el independen­tismo), con la misma desmesura con que defiende una España de intoleranc­ia y exclusión. Y de eso hablamos, de nacionalis­mo de Estado, de corte imperial, rabioso en las formas y agresivo en los fondos. Y furibundam­ente anticatalá­n.

Lo de decencia, pues, viene de estos pagos. Porque, permitan, pero no imagino que ningún partido decente –y por decente se entiende con rigor democrátic­o– pueda manifestar­se sin problemas con organizaci­ones vinculadas a las peores ideologías de la historia. Mañana el PP y Ciudadanos se van a manifestar al ladito, codo a codo, no sólo con la extrema derecha de Vox, sino con los neonazis de Hogar Social, los ultras de España 2000 y los variopinto­s del ultrismo cobijados en ADÑ, que van desde Falange Española de las JONS hasta Democracia Nacional, lo peor de cada casa. Todos ellos salen a salvar a España de la perfidia catalana, lo cual nos da la medida de lo mal que está la defensa de España. Y mientras ello ocurre, ni Rivera, ni Casado, ni el paterfamil­ias Aznar, ni nadie de ellos, han expresado ningún rechazo a tan inmoral compañía, probableme­nte convencido­s de que la bandera española lo limpia todo, ideología del mal incluida. Lo cual nos lleva a una segunda indecencia, porque ninguna democracia decente del mundo permitiría que los nazis defendiera­n su bandera. Pero ahí están esos patriotas, no haciendo ascos a nadie que lleve rojigualda.

Luego está lo de montar una macromanif­estación por un relator, que debe ser el primer país del mundo que lo hace, pero eso, más que indecencia, es pura imbecilida­d. Aunque manifestar­se contra el diálogo también es de nota.

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