La Vanguardia

“Innovamos: funcionó”

Aito García Reneses, técnico del Alba Berlín, reflexiona sobre su carrera profesiona­l

- Sergio Heredia

–Hace un par de años, me pasé varias semanas en San Antonio.

–¿Y qué se le había perdido allí?

–Las ganas de aprender. Me fui a ver a los Spurs. Cómo se entrenaban... Vi cuatro partidos en su cancha.

–¿No sabe lo suficiente de baloncesto...? –Hay que mantenerse al día.

(...)

Charlo con Aito García Reneses por teléfono. Le he llamado a Alemania. Desde hace año y medio dirige el Alba Berlín. Acaba de cumplir 72 años.

Le digo que cualquiera de nosotros, a su edad, iríamos por ahí tan tranquilos, recorriend­o nuestra ciudad, alimentand­o nuestras aficiones, matando el tiempo. Inspeccion­ando obras, si cabe.

–La clave está en trabajar en lo que te gusta. Si es así, y puedes evitarlo, no lo dejas. Para mí, el seguir trabajando no es ningún problema, se lo aseguro –responde.

–¿Y por qué se metió en el baloncesto? –Estudié en el Ramiro de Maeztu (Madrid). Allí todos jugaban al baloncesto. No me quedó otro remedio... Tenía once o doce años y ya estaba anotando canastas.

–¿De qué jugaba usted?

–Los roles no estaban tan definidos. Aito García Reneses se pone técnico. Me cuenta que todos jugaban de todo. Que no importaba si eras base, alero o pívot. Que la mayoría de jóvenes empezaban de pívots y luego evoluciona­ban.

–Si eran más o menos altitos, seguían bajo el aro. Si mejoraban la técnica, acababan haciendo de base. Yo era organizado­r. –¿Base...?

–No, no. Me refiero a que me gustaba organizar en la cancha. Me preocupaba por el equipo. No tenía una buena base técnica, pero sí la aptitud mental para dirigir. Llevaba el banquillo en el ADN.

Y por eso mismo colgó sus dos carreras, la de Telecomuni­caciones y la de Física. El baloncesto le daba más.

–Hoy, los roles en la cancha están muy definidos –le comento.

–Antes, unos se llamaban delanteros. Iban al ataque y los otros, como en el fútbol, se quedaban atrás. –Para volverse loco...

–En el tenis, yo disfrutaba mucho con Santana. Y al principio, con Borg. Pero este empezó a soltar raquetazos y aquello, a mi juicio, perjudicó la espectacul­aridad del tenis. Arantxa no tenía esa fuerza. Su tenis me gustaba.

–¿Y dónde va el baloncesto?

–Va por buen camino, pero necesita un cambio de reglas. Si no, se convertirá solo en fuerza física y tiro de lejos.

–¿Qué cambios?

–Hay que ensanchar la pista y alejar el tiro de tres. Prohibir la flotación superior a los tres segundos. Y habría que defender menos. Aunque esto último no puede ser...

–Su concepto defensivo es legendario.

–Lo apliqué en el Joventut y en el Cotonifici­o. Y luego, en el Barça: produjimos un juego más intenso, con más presión, corriendo más, cansándono­s más. Y las rotaciones. ¡Cuánto me criticaron por eso! –¿Qué le decían?

–Me atacaban ¿no lo recuerda?

Ríe. Lo recuerdo. Fueron duros con él. Vuelve al asunto:

–Me acosaban porque sentaba al que anotaba puntos. Pero había una razón. –¿Cuál?

–Al principio, apenas intervenía­n cinco jugadores en todo el partido. Pero al aumentar el ritmo, esos cinco no aguantaban. Había que hacer sustitucio­nes. El público me criticaba porque no estaba acostumbra­do a las rotaciones. Y fíjese: nueve años más tarde, todos hacían lo mismo. Y luego estaba lo de los jugadores altos.

–¿A qué se refiere?

–En España éramos muy buenos, pero bajitos: desde infantiles, se eliminaba a los altos que no sabían jugar. Luego comprendim­os que los altos debían intervenir.

–¿Por eso le atacaban? ¡Los altos son el ABC del baloncesto!

–No me importaba. Funcionó. Y el Barça me apoyaba.

–¿Y de dónde llegaban las ideas? –Estudiaba. Leía artículos. Conversaba con técnicos. En Italia ya jugaban con jugadores altos. Y en la antigua Yugoslavia. Y en Estados Unidos.

–¿La NBA se está cargando el baloncesto europeo?

–Está haciendo daño. Los jugadores europeos se dejan atraer por aquella liga. Es lógico que se vayan: les ofrecen más sueldo y un mejor marketing.

–¿Se equivocan? –Muchos se equivocan. Hay casos incuestion­ables: es normal que se vayan Pau Gasol, o Ricky Rubio, o Porzingis, o Doncic. Pero muchos otros... Si vas a la NBA, debes hacerlo donde apuesten por ti. No puedes ir de jugador doce o trece. Hay que ir tras haber triunfado en Europa. Quienes no van así van medio engañados.

–¿Y usted no se hubiera ido? –Hubiera sido un proceso muy largo. Debes pasar por la universida­d. Y luego, ser entrenador ayudante.

Prefirió quedarse en Europa. Y fomentar el baloncesto entre los pequeños. Lo hace con la Fundación Aito. El proyecto Patis Oberts aspira a devolver el baloncesto a los colegios.

–Antes, al acabar las clases, el cura mantenía abierto el patio y los chavales jugaban. Ahora, no hay manera. Se cierra la escuela y todos a casa. Hay que devolverle ese espacio a los críos.

MADRID

72 AÑOS

BALONCESTO

EN LOS 80 Y 90

DIRIGIÓ UNA ÉPOCA

DORADA DEL BARÇA

CREÓ LA

FUNDACIÓN AITO

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MATHIAS RENNER / GETTY Aito García Reneses, hoy entrenador del Alba Berlín
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