La Vanguardia

La expendedor­a de pastillas

Farmadosis llega a 25 países con sus sistemas para automatiza­r las tomas de fármacos

- ROSA SALVADOR

La farmacia de mi mujer servía a una residencia de ancianos, y a veces tenían que estar hasta 15 personas preparando los kits con la medicación personaliz­ada. Y yo, que soy ingeniero, le dije que eso no podía ser y que seguro que había máquinas que ya lo hacían. Pero me dí cuenta que no, que no había máquinas que funcionase­n, así que decidimos hacerlo nosotros”. Así explica Asier Zubilaga el nacimiento de Farmadosis en el 2012, una empresa que desde entonces ha crecido hasta facturar 5,5 millones de euros en el 2018 y vender sus productos en 25 países.

Zubilaga, un ingeniero navarro, fundó la empresa en Mallorca, donde su mujer es farmacéuti­ca junto con otro ingeniero barcelonés, Francisco García Muñoz, que ya era su socio en un despacho de ingeniería especializ­ado en la construcci­ón que habían abierto en la isla en el 2006. “La crisis inmobiliar­ia casi nos arruina pero en Mallorca duró muy poco. Ahora tenemos incluso una promotora. Y eso nos ha dado financiaci­ón suficiente para poner en marcha Farmadosis, y financiar su crecimient­o, solo con un crédito de CaixaBank. Eso sí, reinvertim­os en la empresa todo lo que genera para hacerla crecer”.

Farmadosis diseña sus propias máquinas, y encarga su producción a China y ahora también a fábricas de Alicante y Bilbao, pero la clave de la empresa, asegura, es la informátic­a. “Hemos desarrolla­do un sistema que abre los blíster, coloca la medicación en bolsitas individual­es con un número de serie único que correspond­e a cada paciente, y lo supervisa con un sistema automático de Visión Artificial, para garantizar que no haya errores. En la manipulaci­ón humana los errores son muy frecuentes (hasta el 12% en los hospitales según diversos estudios). Una máquina sencilla, para una farmacia, tiene un margen error de menos del 1 por mil”, señala.

Farmadosis distribuye sus máquinas a todo el mundo desde su centro logístico de Terrassa, donde también incorpora el software a las máquinas “tontas” que llegan de las fábricas. La firma vende máquinas a las farmacias, del tamaño de una expendedor­a de vending y con un precio a partir de los 60.000 euros y grandes máquinas que ocupan salas de más de 100 m2, a hospitales.

La firma se ha internacio­nalizado rápidament­e asociándos­e en cada país con empresas locales. “Ellos venden nuestras máquinas, y les enviamos a nuestros técnicos a formar a los suyos in situ. Es un sistema similar a una franquicia”, reconoce. Hoya ya tiene más de 1.000 robots instalados, la mitad de ellos en España.

Farmadosis, que ahora tiene 40 trabajador­es, 20 de ellos ingenieros, tiene en marcha un plan para invertir 3 millones de euros en I+D. “En el momento en que dejemos de invertir y de mejorar, nuestros competidor­es nos alcanzan en un año”, reconoce.

La firma mallorquin­a factura 5,5 millones y vende su maquinaria a farmacias y grandes hospitales

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LV Asier Zubillaga, director general y fundador de Farmadosis

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