La Vanguardia

El Madrid adelanta al Atlético

Los de Solari superan a los de Simeone en juego y en la tabla

- CARLOS NOVO

El Madrid ganó por primera vez en el Metropolit­ano y asciende a la segunda posición de la clasificac­ión después de llevarse un derbi áspero como todos y en el que propuso mucho más que el Atlético, que ofreció muy poco y a falta de fútbol jugó con excesiva dureza. El Madrid no rindió al nivel de los mejores partidos de Solari, pero empieza a convertirs­e en un equipo muy peligroso. Ya no necesita jugar bien para ganar. Es un conjunto claramente al alza. Tras examinarse con nota en el Camp Nou superó su segundo Everest sin problemas. Anoche durmió a cinco puntos del Barcelona y el martes viajará a Amsterdam crecido.

Para los de Simeone todo fueron malas noticias. Se comportaro­n como un equipo pequeño, dejaron la iniciativa al rival para pillarle a la contra y nunca se movieron cómodos. Se descuelgan de la pelea por la Liga y les viene la amenaza del Juventus en Europa. El Wanda se quedó helado, perplejo ante lo mucho que se ha caído su equipo este año.

El VAR tuvo mucho intervenci­onismo en el derbi y dejó acciones para la polémica. En el gol concedido a Griezmann el francés salió en posición legal, pero el Madrid le reclamó una falta previa de Correa a Vinicius. En el penalti transforma­do por Ramos el Atlético se quejó de que la falta inicial se produjo fuera del área, aunque luego Giménez pudo trabar a Vinicius dentro de la misma. En el segundo tiempo hubo un precioso gol anulado a Álvaro Morata por fuera de juego, prácticame­nte lo único potable que hizo el madrileño en todo el partido.

Solari salió especialme­nte reforzado. Tiene cada vez más claro a qué juega y con quien, y eso se nota para bien. La defensa ya no concede casi nada, el centro del campo se muestra sólido con la energía de Modric y arriba entre Benzema y Vinicius se las apañan para poner en aprietos al rival. Y ayer Bale sí que aportó y jugó con el acierto y el criterio que se le supone a un crack.

Aunque ni Benzema ni Vinicius fueron los del Camp Nou, el Madrid fue igual de coral. A Benzema se le vio muy lejos de las zonas de peligro y Vinicius no pudo casi nunca con su marcador. Lo intentó mucho pero sigue sin leer bien la definición de la jugada y sólo reproblema. sultó decisivo en el penalti ingenuo que le hizo José María Giménez cuando expiraba la primera parte.

En el Atlético sorprendió de inicio la marginació­n de Rodrigo, quizás el medio centro más puro que tiene en la plantilla. El equipo de Simeone quiso hacer daño por los extremos, con Correa y Lemar muy abiertos, pero produjo poco. De entrada se encontró con un Reguilón no es Marcelo, que se fue al banquillo, y el Atlético no encontró la vía de acceso a Courtois abierta de par en par que tuvo Malcom. El portero belga fue abucheado con ganas. Temía que le tirasen de todo pero lo único que le cayó antes del comienzo del partido fue una lluvia de ratas de peluche.

El Madrid tardó muy poco en hacerse con los mandos del partido. No salió como un tiro hacia arriba en cuanto pitó el árbitro pero ante la poca presión rojiblanca, a los diez minutos ya era con claridad el dueño del balón. Marcó al cuarto de hora a balón parado en un córner que botó Kroos y Casemiro remató de media chilena.

El Atlético igualó en una acción aislada de Griezmann pero no pudo sostener el empate por el penalti que Ramos convirtió antes del descanso con un tiro ajustado al palo Esta vez no hubo ningún Panenka.

La segunda parte fue mucho más bronca. El Atlético tiró de pierna fuerte y se fue llenando de tarjetas. No inquietó a Courtois más que en un remate de Giménez bien respondido por el belga.

El Madrid fue poco a poco quitándole el gas al partido y lo mató definitiva­mente cuando Solari cambió a Vinicius por Bale. El galés sí que salió esta vez enchufado y aprovechó un gran pase de Modric para batir con serenidad a Oblak. Luego se fue a la banda y celebró el gol dedicando un corte de mangas al Frente Atlético.

Con el 1-3 al Atlético se le hizo definitiva­mente la noche. Cayó en la confusión más absoluta de la que intentó salir a patadas. Las tarjetas le fueron cayendo y Thomas vio la segunda.

Ganado el partido, el Madrid se dio el lujo de gustarse para deleite de sus 300 aficionado­s que habían pagado 120 euros para asistir al partido.

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Sergio Ramos celebró así su gol de penalti al Atlético, que esta vez no marcó a lo Panenka
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DENIS DOYLE / GETTY

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