Un millón de excluidos
Càritas denunció en su último informe que casi un millón de personas de la diócesis de Barcelona viven en pisos sin las mínimas condiciones de dignidad. En viviendas realquiladas, en situación de hacinamiento o con un arrendamiento desproporcionado considerando sus ingresos. El arquitecto Alex Jiménez, experto en urbanismo inclusivo, defiende que mientras haya ciudadanos que subsistan en barracas deberían mejorarse las condiciones de vida en los asentamientos. También apunta al contenedor “como una herramienta magnífica de inserción”, pero el gran reto es crear más vivienda social e integrarla en el tejido de la ciudad para evitar los guetos. La alcaldesa Ada Colau anunció hace un año la construcción en tiempo récord de 92 pisos prefabricados provisionales para aliviar la falta de oferta pública. Se está a la espera de que vean la luz.