La Vanguardia

El Ampa se va de marcha

El fenómeno ‘Yo fui a EGB’ congregó a 15.000 personas en el Palau Sant Jordi de Barcelona

- Carlos Zanón Barcelona

El fenómeno Yo fui a EGB aterrizó en Barcelona el pasado sábado, en concreto en el Palau Sant Jordi y congregó a unas 15.000 personas en el tramo de la cuarentena, cincuenten­a e hijos e hijas de todos ellos. 15.000 personas bien vestidas, gente de barrios fetén y barrios medio fetén, ropa exclusiva o comprada en Modas Marita, bolsos cruzados, pullovers y gafas de colores, cuerpos zumba o mañana me apunto a zumba, tejanos con iPhone brillando en el bolsillo trasero, a ratos rollo público OT, a ratos Discoteca Móvil Fiestas de Segorbe. Ellas y ellos bailan y cantan y recuerdan y qué bien estamos aún todos ¿no?

Gente de paz, carne de autónomos. Puedes dejar la chaqueta y la cartera, como el dinosaurio de Monterroso, a la mañana siguiente, seguirá ahí. Todos miembros del Ampa del colegio de nuestros hijos. Todos fuimos a EGB y todos teníamos que habernos quedado con nuestra primera novia o novio. La nostalgia, ese placer culpable, te escupe a la cara que, en algún momento, te equivocast­e al elegir. Yo fui a EGB te transporta al momento adánico previo a la caída. Poca broma.

Yo fui a EGB comenzó como página de Facebook en el 2010 creada por Jorge Díaz y Javier Ikaz. De allí pasó a blog, a la publicació­n de cuatro libros con más de medio millón de ejemplares vendidos, juego y disco. Todo ello llevó a una concentrac­ión en Madrid en la que se vio el potencial de un espectácul­o musical retro. El espectácul­o cuenta con Carlos Latre como maestro de ceremonias que evita tiempos muertos entre actuación y actuación. Gala televisiva en la que hay imitadores, bailarines, material grabado, dj’s y la actuación de bandas remozadas del pasado. Éstas varían depende de las plazas en las que recae la gira y también por la propia disponibil­idad de los músicos.

Latre parece encontrars­e a gusto en la sopa de la nostalgia en cultura pop de los 40 Principale­s y TVE antes de las privadas. Evita el punto de ironía y necesaria autolesión que un producto también retro y televisivo pero excelente como Cachitos de hierro y cromo nos da dignificán­donos al permitirno­s mirar hacia atrás sin ira pero también sin idioticia. ¿El criterio? No hay criterio que no sea el bulímico. Esto es el cesto de la ropa vieja. Latre mete la mano y va sacando, imitando, cantando, bromeando a vuelo gallináceo. Con un poco de la pimienta de hierro y cromo, por ejemplo, la gente se lo hubiera pasado igual de bien y riéndose no sólo de ahora sino también de ese antes.

Luces, puntualida­d, karaoke. Imitacione­s, coreografí­as de Grease, Queen o Michael Jackson y directos. Los Olé Olé 2.0 de Vicky Larraz. Antes de Marta Sánchez estuvo esta mujer que fue una de las mejores frontwoman que ha tenido una banda comercial en este país. Los motivos de dejar la banda a las primeras de cambio después del regalo de la gominola de Nacho Cano –No controles– es una de esas decisiones por las que despedir a un mánager y vertebra un país desde Unamuno apartado de sus clases en la Universida­d de Salamanca hasta Chenoa cuando la abandona Bisbal. Sigue siendo buena en un escenario y los momentos de nostalgia además de su falda Campanilla –quizás diseñada por Marta Sánchez– son los gritos agudos de ánimo que recordaban a nuestras madres cuando nos llamaban para que dejáramos de jugar en la calle, que ya era hora de comer. Ese tono, ese falsete.

Después Katrina and The Waves, pura pegada power-pop inglesa. Se equivocó en el repertorio –¿dónde dejaste Que te quiero?– y en no despedir a tiempo a un guitarrist­a de Primero de Tostón. Pino d’Angio atravesó océanos de tiempo para cantar sólo esa canción. D’Angio se hizo famoso por hablar fuerte y hondo con dos bailarinas detrás en un eterno playback. Enric Juliana podría conectar Pino D’Angio, Berlusconi y Salvini pero yo me siento incapaz. La Unión aparece con barbudo y morboso solista, Rafa Sánchez. Actuación correcta, sonido tirando a pobre y dando la sensación de que Rafa no se creía mucho el rollo. Colaba consignas de autoayuda en una voz tratada desde la mesa pero no pasaría el polígrafo. OBK fueron las estrellas de la noche ya antes de aparecer en escena. Encendiero­n a su público con su papilla electrónic­a de subidón de discoteca, letras románticas y me-sé-el-Violator-de-los-Depeche-de-memoria. El cantante, cachas y guapetón, sigue con sinusitis pero a los admiradore­s de OBK eso no les importa así que ¿qué más da?

Para final de fiesta, Ana Torroja. La sombra del pequeño de los Cano sobrevoló todo el evento –Lobo hombre en París de La Unión contó con su producción–. Nacho Cano pide a gritos un biopic: bubblegum tecno; ripios, Fernando VII, budismo, Penélope Cruz y mil aventuras más de Super Ratón. Torroja cumplió y agradó a un público entregado que la ve como a una de las suyas, la amiga que siempre te hace cuscús en las cenas de verano. La banda en exceso guitarrera no la ayudó mucho pero a Ana le gusta cantar y eso cuenta. Sonaron Mujer contra mujer, Hoy no me puedo levantar o La fuerza del destino.

Todos fuimos a EGB y todos teníamos que habernos quedado con nuestra primera novia o novio

 ?? LLIBERT TEIXIDÓ ?? Un grupo de seguidores de Mecano durante el espectácul­o del Palau Sant Jordi
LLIBERT TEIXIDÓ Un grupo de seguidores de Mecano durante el espectácul­o del Palau Sant Jordi
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain