No muy nítida
Festival Llums d’Antiga
Lugar y fecha: Iglesias de de Sants Just i Pastor y de Santa Àgata (5 y 8/II/2019) Se acaba de iniciar hace unos días un pequeño festival de música antigua que, según explican, se considera heredero de aquel verdaderamente luminoso y de primavera que organizó La Caixa hace años.
Bienvenidas estas aportaciones desde l’Auditori a utilizar escenarios y propuestas poco habituales, como la que abrió el ciclo en Sants Just i Pastor, templo histórico que dispone de un –en esto sí luminoso– órgano recientemente restaurado con gran sensibilidad por Albert Blancafort.
Según la propuesta de la organización del festival, los ejes temáticos hacen referencia a Luis XIV y a Lutero. Y en esta ocasión fue el propio Rey Sol el que rememoraba –siempre desde su tribuna, como en Versalles, y aludiendo a la crónica de una de sus grandes fiestas– sus reflexiones sobre el amor humano y su esposa la reina María Teresa y sus amantes Luisa de La Vallière y Mme de Montespan.
El texto, escrito y dicho por el poeta Manuel Forcano, aludía a estas consideraciones reales, y la música desde el órgano, interpretada y preparada por Juan de la Rubia, subrayaba con pequeños motivos, dotados de carácter por sus específicos registros organísticos, la presencia de estos personajes. Motivos, temas, ideas musicales extraídas del amplio repertorio de la época que concluye de forma ceremonial, sirvieron para este divertimento musical basado en la improvisación; algo corriente en la época y magistralmente realizada aquí. Quizá en un templo hubiese sido más adecuado desgranar un texto que hablase de Luis XIV y la religión.
El día 8, en Santa Àgata, el joven clavecinista Jean Rondeau dedicó un programa a la música de François Couperin con piezas de L’Art de Toucher le Clavecin. Sin entrar en detalles ya que la acústica del lugar resultaba muy deficiente para esta música, Rondeau mostró una exquisita sensibilidad, con un fraseo natural pero a la vez muy en carácter, así como los juegos entre los registros agudos y bajos y subrayando el delicado contrapunto de Couperin. Esto es lo que llegaba a las últimas filas, y es un elemento a cuidar en estas propuestas; a ello se sumaron además problemas de amplificación de la voz en el recital de Sants Just i Pastor, que incidieron al final en la eficacia de su resultado.