La Vanguardia

Todo muy previsible

- Joan Golobart

Pésima primera mitad. Segurament­e fueron los peores primeros 45 minutos del Barcelona esta temporada. Llegó un momento en que el Athletic, sin haber realizado un despliegue ofensivo impresiona­nte, había rematado cinco veces a puerta por una el Barcelona. El equipo de Valverde saltó al campo con la misión de bajar las revolucion­es del partido, para no entrar en la dinámica de ritmo trepidante del Athletic. Por eso, la salida azulgrana del balón desde su línea de atrás fue más parecida al balonmano que al fútbol: mucho movimiento de derecha a izquierda sin apenas buscar pases interiores y sin capacidad de sorprender. Es cierto que los vascos no robaban, pero el Barcelona, llegado al campo rival, tampoco lograba cambiar de marcha y todo era demasiado previsible para crear ocasiones. Pareció como si la estrategia de adormecer el partido mediante la paciencia también causaba un efecto soporífero a los azulgrana. Solo llamó la atención la capacidad de Messi, aun estando tocado, para ser el mejor de Primera, y el estado de forma extraordin­ario de Semedo ofreciendo salidas a los compañeros con su despliegue físico.

No siempre queda tiempo. Muchas veces el Barcelona sabe que el rival trata de imponerse mediante mucha presión y esfuerzo en las primeras fases del encuentro. Y eso le va a dar una renta debido al desgaste del rival en la segunda mitad. Pero para que eso suceda, el rival debe esforzarse notablemen­te tanto en sus labores ofensivas como defensivas. Si esta dualidad no se produce no aparece el desgaste que los debilite. Y eso es lo que sucedió ayer. Ese juego displicent­e del Barcelona para dormir al Athletic alejó del balón a Coutinho, a Suárez y a Messi. El argentino apareció porque es quien es y sus recursos son sus recursos. Y al final, después de que en los primeros minutos de la segunda parte volviéramo­s a reconocer al Barcelona, un Athletic físicament­e impecable marcó de nuevo el ritmo del partido.

Lenglet. Qué buen jugador es el defensa francés. A su capacidad de salir al cruce, a su poder en los balones aéreos y a su disciplina táctica hay que añadir esa pierna izquierda que es exquisita tratando el balón. Gracias a su visión de la jugada es capaz de valorar cuál es la mejor opción y es entonces cuando escoge qué tipo de golpeo tendrá que hacer con su zurda. Es capaz

El juego displicent­e del Barça para dormir al Athletic alejó del balón a Messi, Suárez y Coutinho

de sacar el balón por bajo con un pase interior. También ha mostrado una precisión impecable cuando hace los pases largos cruzados. Y lo que me gusta más de sus golpeos es cuando tiene que realizar un pase vertical en su zona izquierda y por lo tanto es complicado hacerlo, ya que la trayectori­a y el bote en vertical alejará el esférico del posible receptor. Por eso es formidable ver que cuando hace ese golpeo, encoge más el cuerpo buscando tocar el esférico por debajo y así provocar una parábola con un golpeo blando, de modo que la pelota se frene enseguida una vez ha botado.

 ?? JAVIER ZORRILLA / EFE ?? Delicadeza en la zurda. Clément Lenglet golpea en largo con su pierna izquierda ante la presión de Iñaki Williams para obstaculiz­ar la salida del balón jugado desde atrás
JAVIER ZORRILLA / EFE Delicadeza en la zurda. Clément Lenglet golpea en largo con su pierna izquierda ante la presión de Iñaki Williams para obstaculiz­ar la salida del balón jugado desde atrás
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