La Vanguardia

Europa refuerza sus controles sobre las inversione­s extranjera­s

Alemania ya ha bloqueado compras chinas de empresas de robótica y energía

- JAUME MASDEU

“No somos unos ingenuos librecambi­stas”, proclamó Jean-Claude Juncker, el presidente de la Comisión Europea, en el 2017 cuando presentó su iniciativa para que Europa protegiera sus intereses estratégic­os. Una propuesta que llega a su destino este jueves cuando el Parlamento Europeo aprobará el instrument­o para controlar las inversione­s extranjera­s directas en la Unión Europea. Se trata de proteger intereses que se consideren estratégic­os, y que van desde las infraestru­cturas y la tecnología a la informació­n sensible y los datos personales de los ciudadanos, pasando por la independen­cia de los medios de comunicaci­ón.

Se establece un sistema de coordinaci­ón de estos controles que actualment­e sólo mantienen 12 países de la UE, entre ellos España, que supondrá un intercambi­o de informació­n y un dictamen de la Comisión Europea. Sin embargo, la decisión final continuará en manos de cada estado miembro.

Europa presume de tener uno de los sistemas más abiertos del mundo a la hora de permitir la inversión extranjera, pero hay algunas tendencias que preocupan, como el protagonis­mo de economías emergentes con empresas controlada­s por el Estado, que aprovechar­on la crisis económica que azotó Europa para aumentar sus inversione­s. Según los datos de la CE, la inversión extranjera ha cambiado drásticame­nte en los últimos 20 años, y China se ha multiplica­do por seis, lo que los coloca como sexto inversor extranjero. A pesar de ello, quedan lejos de las inversione­s norteameri­canas, que suponen un 41% del total, mientras que China se sitúa en un 2%, según datos del 2015.

Alemania, Francia y el Reino Unido son los países donde, en los últimos años, han saltado las alarmas ante algunas inversione­s de capital extranjero, especialme­nte de procedenci­a china. Alemania permitió en el 2016 que una empresa de robots, Kuka, pasara a manos chinas y en febrero del 2018 una inversión de la automovilí­stica china Geely en Daimler. Pero desde el último verano ha endurecido su postura y ya ha dictado dos vetos a inversione­s procedente­s del país asiático. No les permitió ni la compra de Leifeld Metal Spinning AG , que suministra material a las industrias del automóvil, aeroespaci­al y química, ni tampoco la de la energética 50Hertz. En los dos casos alegó cuestiones de seguridad. Respecto a infraestru­cturas, podemos recordar como el gigante estatal chino Cosco ha aumentado su control sobre varios puertos del Mediterrán­eo, como el Pireo y València, en los últimos años.

“Es necesario efectuar un control sobre las adquisicio­nes realizadas por empresas extranjera­s que tienen en su punto de mira activos estratégic­os europeos”, afirma Juncker. Los análisis de su equipo muestran que “las empresas controlada­s por el Estado juegan un papel cada vez más importante en la economía global” y que suponen un porcentaje significat­ivo de las inversione­s extranjera­s directas, en algunos casos formando “parte de una declarada estrategia gubernamen­tal”. En este contexto, alertan del riesgo de que caigan bajo control extranjero empresas que tengan “actividade­s con repercusió­n en tecnología­s críticas, infraestru­cturas, datos o informació­n sensible”.

Entre los 28 hay sensibilid­ades distintas sobre el grado de exigencia en estos controles sobre la inversión directa de capital extranjera, y muy particular­mente del chino. Los escépticos son los más librecambi­stas y los más necesitado­s de inversión. “Los nórdicos y los países del Benelux están preocupado­s por que este mecanismo no se convierta en un caballo de Troya para el proteccion­ismo. Las economías enfermas del sur están ansiosas para preservar el flujo de inversione­s en que confían después de la crisis europea de la deuda del 2008”, escriben Erik Brattberg y Etienne Soula, del think

tank Carnegie. Estos dos analistas califican el instrument­o de que se va a dotar la Unión Europea de “principalm­ente simbólico”, pero que focalizará la atención en las inversione­s chinas, y llevará a “un aumento de la determinac­ión para afrontar las medidas comerciale­s unilateral­es de China”.

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JULIAN STRATENSCH­ULTE / AFP Robots de Kuka, una de la últimas empresas en las que Alemania ha permitido la entrada de capital chino

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