Enaire negocia con Francia para evitar otro caos en El Prat
El gestor aéreo prevé un 3,3% más de tráfico en el centro de Gavà
Enaire trabaja a contra reloj para implantar el mayor número de medidas posibles para minimizar los efectos de la congestión aérea en Europa y evitar otro verano negro para el aeropuerto de El Prat. “La demanda y el tráfico han crecido en los últimos años por encima de nuestras previsiones, pero las medidas que tomamos los gestores del espacio aéreo necesitan tiempo para implantarse y ponerse en marcha; no pueden seguir el ritmo frenético de crecimiento de las aerolíneas”, explica Xavier Benavent, director de operaciones de Enaire.
Esta semana tuvo lugar en Barcelona un encuentro entre los máximos responsables de los proveedores de navegación aérea de España y Francia, Ángel Luis Arias, de Enaire y Murice George, de DSNA, así como el director general de Eurocontrol, Eamonn Brennan, para ultimar los planes de actuación y las medidas de eficiencia que se aplicarán ya esta temporada de verano. La pasada temporada estival, El Prat se situó a la cola de Europa en cuanto a puntualidad –en agosto, menos del 60% de los vuelos salieron y llegaron en hora– y los pasajeros sufrieron interminables retrasos y cancelaciones.
Y el tráfico aéreo seguirá creciendo: las previsiones de Enaire para la próxima temporada de verano en el centro de control de Gavà, del que depende El Prat, apuntan a que gestionarán más de 325.000 vuelos entre junio, julio y agosto, lo que supone un 3,3% más que el año 2018.
“Para mejorar la gestión del espacio aéreo en El Prat, es fundamental la colaboración con Francia, ya que cualquier problema en el país vecino lo deja bloqueado”, apunta Javier Gándara, presidente de ALA, la asociación de las aerolíneas que operan en el mercado español. Según afirma, solamente el 25% de los retrasos por regulaciones aéreas son atribuibles a Enaire; la gran mayoría están provocadas por Francia y Alemania. “Las aerolíneas tenemos asumido que la congestión aérea en momentos puntuales es inevitable, pero que hay medidas, tanto de Aena como de Enaire como de las propias compañías, que pueden aliviar sus efectos de cara al pasajero”, añade. Una de las medidas más importantes es el desvío de parte del tráfico que colapsa las zonas aérea francesa y alemana.
Según el acuerdo, a partir de mayo, y en momentos de puntas de tráfico, unos mil vuelos diarios serán desplazados a zonas periféricas menos congestionadas. La medida, según explica xavier Benavent, desviará unos 160 vuelos diarios hacia la región Este, que se dirige desde el centro de control de Gavà y que es la que tiene mayor impacto en el aeropuerto de El Prat. “Es posible que los vuelos sean un poco más largos, pero a cambio saldrán más puntuales”, afirma el director de operaciones de Enaire.
En cuanto a las huelgas de los controladores franceses, que el año pasado supusieron prácticamente un 15% de los retrasos de El Prat atribuibles a la gestión aérea, Enaire ha arrancado de sus colegas galos el compromiso de que, en caso de paros, priorizarán el servicio a los vuelos que no tengan origen ni destino en el mercado francés. “Es cierto que en Francia y Alemania faltan controladores aéreos”, afirma Benavent. Ante esta situación, los operadores prevén más huelgas del colectivo en Francia y Alemania en los próximos meses.
En el mercado español, se están incorporando unos 130 controladores anuales desde hace varios ejercicios, pero “la formación requiere cerca de tres años desde que se aprueban las plazas”. Al centro de control de Gavà, del que depende la gestión del tráfico de la región Este, que abarca desde la frontera francesa hasta Murcia, se incorporarán este año 70 nuevos profesionales.
Para paliar o minimizar los efectos de la meteorología adversa, que el verano del 2018 fue responsable de prácticamente la mitad de las incidencias de tráfico en vuelo, Enaire incorporará la figura de un meteorólogo en cada uno de los cinco centros de control que hay en España.
MEDIDAS
Setenta controladores se incorporarán este año al centro de Gavà
LOS DAÑOS
Barcelona se situó el verano pasado a la cola de Europa en puntualidad