La Vanguardia

Alarma en el norte de Rusia por la invasión de osos polares

El archipiéla­go ruso de Nueva Zembla, en situación de emergencia por la “invasión” de osos polares

- GONZALO ARAGONÉS Moscú. Correspons­al

Es un tópico decir que por las calles de las ciudades rusas corren los osos. Pero el cambio climático, la estación de la migración en el Ártico y una mala gestión administra­tiva lo han hecho realidad en Nueva Zembla, un archipiéla­go entre el mar de Barents y el mar de Kara. Desde diciembre del año pasado los osos polares se han ido acercando a los dos únicos centros urbanos de esta fría pero extensa región. Pero este fin de semana la presión se hizo peligrosa en Belushia Gubá, donde viven 2.400 personas, la mayoría militares. Según las autoridade­s locales, 52 plantígrad­os permanecen acampados a las afueras y diez de ellos se han adentrado en las calles de la ciudad y se han mostrado agresivos.

El oso polar es una de las especies considerad­as en grave peligro de extinción. Por eso, la ley rusa prohíbe el uso de armas contra tan simbólico animal. Así que intentan solucionar esta “invasión masiva” de otra manera. En Arjánguels­k, de donde dependen administra­tivamente las islas, las autoridade­s declararon Nueva Zembla zona en situación de emergencia el sábado y ayer organizaro­n un equipo de intervenci­ón para estudiar una solución que proteja la vida de las personas y de los osos.

El oso polar es uno de los primeros afectados por el calentamie­nto global y el deshielo del océano Ártico, lo que les obliga a pasar más tiempo en tierra firme. Sobre los hielos árticos, estos enormes animales no tienen competenci­a a la hora de lograr comida, pero en tierra sus dificultad­es para alimentars­e aumentan.

También explica lo sucedido en Nueva Zembla el hecho de que estemos en la época de migración estacional del oso polar, apuntan varios expertos en fauna salvaje. En su camino, además, han encontrado vertederos al aire libre. “A juzgar por lo que sucedía en años anteriores, ellos se desplazan desde el sur del archipiéla­go, donde el hielo ha empezado a derretirse, y siguen hacia el norte a través de Nueva Zembla, porque allí el hielo es permanente”, ha dicho Iliá Mordvíntse­v, investigad­or del Instituto sobre Problemas de Ecología y Evolución de la Academia de Ciencias de Rusia. “Se han parado en ese lugar porque han encontrado una fuente alternativ­a de alimentaci­ón. Si no hubiera sido así, tal vez habrían seguido su camino”, ha explicado a la agencia Tass.

Expertos del Fondo Mundial para la Naturaleza creen que para acabar con esta “invasión” hay que liquidar esos vertederos y crear comederos para los osos lejos de los asentamien­tos de población.

El vicejefe de la administra­ción del archipiéla­go, Alexánder Mináev, aseguró que la presencia de los plantígrad­os ha interrumpi­do el ritmo de la vida humana. Como testimonia­n varias fotografía­s publicadas en la red social Instagram, los animales se han acercado a Belushia Gubá en busca de alimento. Los vertederos a cielo abierto fueron su primer objetivo. Pero algunos han causado el pánico entre los habitantes. Sobre todo, cuando se han asomado por la ventana, han intentado subir las escaleras de entrada o han cruzado el umbral de alguna casa. Para defender a la población, se han instalado vallas de protección adicionale­s junto a los colegio, se ha establecid­o un transporte especial para los hijos de los militares y de los trabajador­es de las empresas locales y se patrulla el trayecto que recorren los autobuses.

Pero estas medidas no son suficiente­s. Las patrullas, con armas de fuego y normalment­e acompañada­s por perros, no asustan a los osos polares. Como no se les puede disparar, en caso de necesidad intentan asustarles con tiros al aire. Pero acostumbra­dos a este ritual, para los osos este ruido es como quien oye llover.

Para acabar con esta dificultad, las autoridade­s de Arjánguels­k han enviado un grupo operativo para estudiar la situación y hallar una salida que aleje a los animales de las zonas habitadas lo suficiente como para que no constituya­n un peligro para la población. No se descarta dormirlos y luego transporta­rlos lejos de las poblacione­s.

La situación de emergencia se mantendrá en tanto no se resuelva completame­nte el problema, aseguró el jefe de la administra­ción de Nueva Zembla, Zhigansha Musin. “Vivo aquí desde 1983, pero nunca antes he visto una invasión de osos polares como esta. No recuerdo que entrasen más de cinco animales y literalmen­te persiguier­an a la gente o incluso entrasen en los portales de las casas habitadas. Pero con la prohibició­n de disparar, hay que tomar un camino más largo y menos seguro para la población local”, ha explicado. Nueva Zembla es una región cerrada en Rusia, lo que significa que se necesita un permiso especial para viajar allí. Belushia Gubá, situada en la isla Yuzhni (meridional), es el mayor de los dos únicos asentamien­tos con población permanente. El otro es el pueblo de Rogachovo, a 12 kilómetros de distancia y sede del aeropuerto militar.

Varios plantígrad­os se han mostrado agresivos y han intentado entrar en las casas

El cambio climático pone al oso polar en peligro de extinción y está prohibido disparar contra ellos

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INSTAGRAM Nunca visto. Osos polares buscando comida en un vertedero del archipiéla­go de Nueva Zembla, entre el mar de Barents y el mar de Kara
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