España, Marruecos y la Alianza de las Civilizaciones
Esta semana se efectuará la primera visita de Estado de su majestad Felipe VI a Marruecos. Toda visita de Estado marca un hito en las relaciones entre dos países, refleja el estado de las mismas en ese momento y señala la de dirección hacia donde deben dirigirse en su futuro.
Nadie puede contestar que España y Marruecos pasan por uno de sus mejores momentos de su historia reciente. Desde la última visita de Estado de sus majestades el rey Juan Carlos I y la reina Sofía, en la que tuve el honor de participar como ministro de Asuntos Exteriores, nuestras relaciones bilaterales han ganado en confianza y amistad. Se han roto viejos clichés y estereotipos y los diferentes gobiernos, tanto en Marruecos como en España, han impulsado con determinación una cooperación global entre nuestros dos países. Hoy existe un deseo mutuo profundo de reforzar nuestras políticas de vecindad y de imaginar un futuro esperanzador en ambos lados del Estrecho.
El papel desempeñado por su majestad Mohamed VI, su majestad Juan Carlos I y su majestad Felipe VI ha sido determinante.
Las dos monarquías han sido en este sentido claves para conducir esta visión estratégica y hoy podemos decir con orgullo que “España y Marruecos ya no están condenados a entenderse”, como se decía en el pasado, sino que voluntariamente desean, anhelan, trabajan juntas para construir un mundo mejor y una región euro-africana más prospera y estable.
España y Marruecos tienen ante su destino una oportunidad única, ser el enlace entre dos continentes y desarrollar sus dimensiones mediterráneas y atlánticas en toda su amplitud. Los dos monarcas pueden sellar esta alianza estratégica y dar a sus dos históricas naciones un protagonismo inédito en la construcción del nuevo orden internacional y regional. Ha sonado la hora de España y Marruecos. En este contexto, nuestros dos países, cargados de historia, impregnados de múltiples y diversas culturales son el mejor ejemplo de esa Alianza de Civilizaciones que las Naciones Unidas desea impulsar en la nueva página de la historia de la humanidad.
Nuestra historia común, con influencias e intercambios de “ida y vuelta” tejieron una relación profunda en la configuración del ser y personalidad de nuestros ciudadanos. Religiones diferentes, culturas entrelazadas, civilizaciones propias supieron con el paso del tiempo encontrar un marco de respecto y tolerancia.
En la actualidad España y Marruecos pueden ser considerados como dos ejemplos a seguir en materia de integración y convivencia. Nuestros desafíos migratorios los hemos enfrentado bajo el espíritu de la corresponsabilidad y del desarrollo conjunto de políticas globales que llevaron desde la Conferencia Euro-Africana de Rabat del 2007 a desarrollar una política exitosa y que se ha traslado este año a nivel global en el “Global Compact” migratorio de Marrakech.
En la lucha contra el terrorismo y el extremismo, los dos países muestran una cooperación ejemplar en esta materia, entre nuestros ministerios de Interior y nuestros servicios de inteligencia.
Pero además han sabido adoptar los indicadores que la Alianza de las Civilizaciones les ofrece aplicando políticas de lucha contra los mensajes de odio y fanatismo y deconstruyendo el pensamiento radical religioso.
Esta tarea es la que debe seguir desarrollándose para eliminar construcciones ideológicas y religiones contrarias al espíritu de convivencia y tolerancia entre nuestras distintas comunidades.
La visita de Estado de sus majestades los Reyes de España brinda una ocasión singular para hacer realidad esa vertical: Europa, Mediterráneo y África que hará descender el centro de gravedad geopolítico a la conjunción de nuestros dos continentes unidos precisamente por España y Marruecos.
Ese “enlace fijo” que siempre imaginó y deseo su majestad el rey Hassan II y que debería, a mi entender, volverse a impulsar con ocasión de esta visita.
La geografía nos ha unido, la historia nos ha entrelazado, la voluntad política nos responsabiliza a construir juntos nuestro futuro.
Ambos países tienen ante su destino una oportunidad única: ser el enlace entre dos continentes