La Vanguardia

El Bicing metropolit­ano arranca con 300 bicis

El nuevo servicio de bicicleta eléctrica compartida del Àrea Metropolit­ana de Barcelona funciona en doce municipios

- DAVID GUERRERO Esplugues de Llobregat

Con un caracterís­tico color rojo incluso en las ruedas, las nuevas bicicletas públicas compartida­s del Àrea Metropolit­ana de Barcelona (AMB) están llamadas a convertirs­e en un elemento más del paisaje urbano metropolit­ano, igual que el Bicing lo es en Barcelona. El nuevo servicio, llamado e-Bicibox, es muy similar al de la capital catalana tanto en la concepción como en el funcionami­ento, aunque entre ellos son incompatib­les y seguirá siendo imposible llegar con las nuevas bicis a Barcelona, igual que continuará sin haber estaciones de Bicing en ciudades vecinas como l’Hospitalet.

Inicialmen­te estará en funcionami­ento en once municipios metropolit­anos del lado Llobregat que forman prácticame­nte un continuo urbano, desde l’Hospitalet hasta Castelldef­els y desde Esplugues hasta Sant Feliu de Llobregat. En las próximas semanas se incorporar­á Sant Cugat del Vallès.

La principal diferencia con el Bicing es que todas y cada una de las 300 bicicletas con las que echa a rodar el e-Bicibox son eléctricas. Fabricadas por la empresa también metropolit­ana (de Ripollet) Legend, tienen unos 50 kilómetros de autonomía. “Las bicicletas son eléctricas para que la orografía no sea una excusa”, destacó ayer el vicepresid­ente de Movilidad del AMB, Antoni Poveda, durante la presentaci­ón del nuevo servicio público. Robusta y ligera pese a su peso, el usuario puede selecciona­r el nivel de asistencia eléctrica de unas bicis controlada­s por GPS en todo momento. Las baterías son extraíbles y serán reemplazad­as cuando la carga sea inferior al 30%.

Otra diferencia con el Bicing es que en lugar de estaciones al aire libre, las bicicletas se recogen y depositan en unos módulos metálicos con plazas individual­es cerradas. Son idénticos a los que ya utilizan los usuarios del Bicibox, unos aparcamien­tos para bicis particular­es que ya están integrados desde hace años alrededor de estaciones y puntos neurálgico­s de las principale­s ciudades metropolit­anas y que cuentan con más de 10.000 usuarios. De momento se han habilitado 45 estaciones con 14 plazas cada una de ellas, con la idea de que en cada módulo haya seis o siete plazas con bicis disponible­s para ser usadas y siete u ocho vacías para poder efectuar el retorno.

El servicio estará operativo de siete de la mañana a doce de la noche. El abono tiene un coste anual de 30 euros y una tarifa que varía según el tiempo de uso, con los 30 primeros minutos gratuitos.

Los planes del AMB pasan por ampliar el servicio en función de la demanda y llegar a cubrir los 36 municipios metropolit­anos en una segunda fase, aún sin fecha. Para Poveda, “el objetivo es un cambio de hábitos para que la ciudadanía deje de ser esclava del vehículo privado” en un entorno donde el coche aún es el auténtico protagonis­ta de las carreteras pese a la creciente aparición de carriles bici que conectan municipios vecinos de manera segura.

Los aparcamien­tos son unos grandes módulos metálicos con plazas individual­es repartidos por la metrópoli

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XAVIER CERVERA Las bicicletas se cogen y se devuelven en unos grandes módulos metálicos instalados en las calles

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