La Vanguardia

Va para largo

- Isabel Garcia Pagan

Desde que Carmen Calvo deseó “suerte” a Pere Aragonès y Elsa Artadi el viernes se hizo el silencio entre los independen­tistas y la Moncloa. “No llaman, no hablan”, se quejan en el Govern. La negociació­n de urgencia corría por el carril abierto por Pablo Iglesias pero no encontró destino conocido en el independen­tismo. Carles Puigdemont delega en Artadi, la consellera no encuentra alicientes para ir a elecciones pero tampoco incentivos para retirar la enmienda a la totalidad; y si el PDECat no se mueve, ERC menos. El pragmatism­o republican­o no ha tenido premio, así que ahora se trata de disputarse la hegemonía del independen­tismo.

La resolución del conflicto catalán “va para largo”. El escenario digerible pasa por confiar en el “supervivie­nte” Pedro Sánchez y, “si ahora no es el momento” de afrontar la cuestión, puede serlo con un gobierno PSOE-Podemos dependient­e de los independen­tistas. “Tocará abrir un nuevo espacio de diálogo”, sostienen. Aunque “siempre puede ser peor”. Y ahí aparece el tridente de derechas con su 155.

Mientras, se reeditará el tira y afloja por la lista unitaria independen­tista. La Crida de Puigdemont apelará a la “astucia” en un momento de “emergencia” –la combinació­n juicio del 1-O y elecciones lo es– y ERC esgrimirá su derecho a ganar. Las generales, las municipale­s y, por qué no, forzar las catalanas tras la sentencia. El anzuelo exconverge­nte podría ser una lista con Oriol Junqueras al frente desde el banquillo del Tribunal Supremo. Una campaña electoral era el caldo que Manuel Marchena quería evitar y tendrá dos tazas…

Descartada la operación por ERC, la incertidum­bre en el PDECat aumenta. Francesc Homs es el único convergent­e que se presentó a unas elecciones con las siglas del partido en sus 40 años de existencia. Logró 8 escaños, pero se quedó sin grupo parlamenta­rio a pesar de los trapicheos para la composició­n de la Mesa y se dejó 150.000 votos respecto a ERC. Ahora el resultado no parece tan malo en el PDECat. Ahora Homs lleva toga y forma parte de la defensa en el Supremo –el mismo tribunal que le condenó por el 9-N (cuatro de los siete magistrado­s)–, coordina las estrategia­s del cabeza de lista al Ayuntamien­to de Barcelona, Joaquim Forn, y los candidatos a lo que haga falta: Jordi Sànchez, Jordi Turull y Josep Rull.

El PDECat y la Crida habían aparcado hasta las municipale­s sus conflictos de pareja, pero el actual grupo en el Congreso está más que roto, así que la elaboració­n de una

ERC rehúye la lista unitaria en las generales y el PDECat tiembla por el peso de Puigdemont en su candidatur­a

lista para las generales se afronta como una guerra. En el mejor de los casos, una lista de confluenci­a incluiría a Míriam Nogueras, con un pie en cada formación, al igual que Lourdes Ciuró o Antoni Postius, como candidato por Lleida, y las incorporac­iones de Eduard Pujol, como contrapunt­o a Gabriel Rufián en ERC, o Marta Madrenas por Girona. Pero el encaje de Carles Campuzano, que ha pasado dos días maniobrand­o sin éxito para salvar la tramitació­n de los presupuest­os, y Jordi Xuclà, se prevé más complejo.

La experienci­a de negociació­n interna no es buena. La pugna de familias en la candidatur­a por Barcelona ha tenido más costes de los previstos, Elsa Artadi aún sigue en el Govern, y está todo por decidir en el terreno de las europeas. El PDECat tiene en marcha su proceso de primarias y con un adelanto de las generales podría haber hasta algún candidato procedente del Congreso que buscaría encajar con las aspiracion­es de la Crida y del abogado Jaume Alonso-Cuevillas.

Si los alcaldes convergent­es ya temían por su futuro ante la presión de la Crida, que las elecciones municipale­s vayan precedidas de unas generales pone en riesgo definitiva­mente la integridad del PDECat.

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