La oleada de denuncias alcanza a un profesor claretiano
Exalumnos del Claret de Barcelona acusan al padre Francesc Figueras
Un nuevo caso de supuestos abusos a menores salpica a la Iglesia catalana. Esta vez se trata de varias denuncias de exalumnos del colegio Claret de Barcelona contra el sacerdote claretiano Francesc Figueras por supuestos tocamientos y comportamiento voyeur.
La noticia, que empezó a conocerse por varios tuits de exalumnos que relataban episodios ocurridos a finales de los años noventa, provocó otro terremoto en el ámbito eclesial. Y más si cabe por la personalidad de Francesc Figueras, que había celebrado hace pocos meses los 50 años de sacerdocio y había desempeñado labores relevantes dentro de este colegio. El padre Figueras había sido director del centro y actualmente, con 80 años, aún seguía como jefe de administración del colegio Claret, pero de forma casi honorífica. Hacia ya unos cuatro años que no daba clases y por su delicada salud sólo acudía muy puntualmente al centro, situado en la calle Pare Claret.
La dirección de la escuela reaccionó con rapidez tras tener conocimiento durante el fin de semana pasado de distintos comentarios en las redes sociales y puso el caso en conocimiento de la Fiscalía y de la inspección del Departament d’Educació.
Un exalumno, Pau Bosch, fue el desencadenante de este nuevo caso. Fue él quien explicó que en un viaje de alumnos del colegio Claret a Menorca en 1997 sufrió una picadura de mosquito y con esa excusa el religioso le hizo ducharse y luego le secó personalmente con una toalla.
El denunciante asegura que fue una acción “bochornosa”, si bien precisa que no tocó sus partes más íntimas. Esta denuncia la acompañó de este tuit: “Ahora que está de moda explicar por las redes sociales casos de tocamientos de sacerdotes a alumnos, ¿creéis que Twitter es un buen lugar para hacerlo y que se difunda bien difundido?”.
EL PADRE FIGUERAS
El religioso era jefe de administración del centro pero con 80 años estaba casi retirado
PROTOCOLOS
La dirección del centro pone el caso en manos de la Inspección de Educación y de Fiscalía
Su llamada fue secundada por otros exalumnos casi de inmediato. Tras conocer esos hechos, y sin discutir hasta qué punto se podía tratar de abusos sexuales, se activó el protocolo interno de la congregación, vigente desde el año 2005. La dirección del colegio Claret se puso en contacto con el provincial de los Misioneros Claretianos, el padre Ricard Costa-Jussà, como titular del colegio, y este inició una consulta interna preliminar para valorar la veracidad de los hechos.
El provincial claretiano decidió el mismo domingo 10 de febrero, respetando la presunción de inocencia, apartar al padre Figueras de toda actividad con menores y de toda presencia en las instalaciones con actividades escolares. También se le apartó de sus funciones administrativas. Y el lunes se trasladó toda la información recogida a la Fiscalía, al tiempo que se encarga a un abogado que prepare toda la información disponible. También se trasladó la información al equipo docente, al PAS y a la junta del AMPA y el martes por la tarde se envió una circular a los padres y madres de la escuela informando de la situación. Según el primer denunciante, lo que le llevó a explicar su caso fue la noticia de que el padre Francesc Figueras había celebrado los 50 años de su ordenación sacerdotal con una eucaristía y una comida con miembros de su comunidad. La nota recogida en la web del propio colegio decía que Figueras había recibido la felicitación de otros profesores del centro. Una reacción similar a la que tuvo Miguel Ángel Hurtado, el denunciante de los abusos por parte del monje de Montserrat Andreu Soler, cuando vio que se le rendía tributo a través de un libro que conmemoraba las actividades del grupo boy
scout que dirigía.
Otro de los denunciantes a través de Twitter explicó que en un viaje escolar, este profesor les hizo ducharse desnudos mientras él se paseaba por allí. Un exalumno contó que durante unas colonias en Bilbao sufrió una erupción en los brazos y Figueras le pidió que se desnudara y le untó con una crema todo el cuerpo. Tras recibir estos comentarios el propio Pau Bosch, que se identifica como Gargotaire, respondió: “Bien, ahora ya tengo la tranquilidad que no será mi palabra contra la suya, con todo lo que esto comporta. Gracias a todos los que os estáis implicando”.
A este diario le llegó también otro testimonio que asegura que a finales de los años ochenta, mientras estaba en último curso de EGB, participó en una excursión a la Garrotxa y allí les invitó a bañarse en un río. “Le dijimos que no llevábamos bañador pero nos animó a bañarnos desnudos y nos hizo fotos. Al cabo de unos días nos las mostró y luego las tiró a una papelera, pero no sabemos si conservaba los negativos”.
El director del colegio Claret, Vicenç Barceló, explicó que “nunca hasta ahora se había producido ninguna denuncia contra este profesor”. El colegio ha abierto una dirección de e-mail para posibles denuncias y se prosigue con la recogida de datos que podría derivar en la designación de un instructor y una investigación canónica, tal como señalan los protocolos, en este caso se daría cuenta también al Vaticano.
Fuentes del Departament d’Educació se limitaron a señalar ayer que “nos podemos a disposición de la Fiscalía para todo lo que pueda necesitar”.
La noticia de este nuevo caso llega apenas unas horas después de la nota de la Conferencia Episcopal Tarraconense que expresaba su “vergüenza y dolor” por los casos denunciados hasta ahora y repetía su solidaridad con las víctimas.