Un reguero de casos que ya dura tres años
Este mes de febrero se cumplen tres años desde que estallara el caso maristas, el primero de una larga lista de oscuros episodios que involucran a diversas instituciones religiosas de Catalunya en escándalos de abusos sexuales a menores. El único investigado por este caso es Joaquín Benítez, exprofesor de Educación Física del colegio Maristas Sants-Les Corts y pederasta confeso. Fue denunciado por cerca de una veintena de alumnos, pero sólo se le juzgará por los cuatro casos que no están prescritos. Hubo denuncias contra otra decena de profesores, pero no se llegaron a investigar. Poco después, un hombre denunció que, en su infancia, un cura había abusado de él en un internado que los Salesianos tenían en Vall d’Aran. El acusado fue apartado de la actividad docente, que aún ejercía en un colegio de La Salle. Las denuncias también han salpicado a los jesuitas, que en diciembre del año pasado anunciaron una investigación interna de los posibles abusos sexuales a menores cometidos en sus centros. El detonante fue una información que destapó una condena de cárcel a un profesor del colegio Sant Ignasi de Barcelona por abusar de una niña de 8 años en 1992. En las últimas semanas se han conocido los casos del padre Andreu Soler, monje de la abadía de Montserrat; del expárroco de Vilobí d’Onyar, acusado de abusar de menores durante 30 años; y el del sacerdote Pere Llagostera, que abusó presuntamente de decenas de monaguillos de la parroquia de Constantí en los setenta y ochenta.