Joan Molina
Por primera vez se pueden ver juntas 21 obras
PROFESOR UNIVERSITAT DE GIRONA
Joan Molina, profesor de la UdG, es el comisario de la exposición dedicada al pintor Barlomé Bermejo que desde hoy hasta el 19 de mayo se podrá ver en el MNAC. Se muestran 21 obras del pintor y otras de contemporáneos.
Bermejo era el seudónimo de un pintor del siglo XV de quien bien poca cosa se sabe. Era cordobés, vivió en València, Daroca, Zaragoza y Barcelona, donde se cree que murió en 1501. Trabajó para mecenas como el barcelonés Lluís Desplà o el mercader italiano Francesco della Chiesa. Su mujer fue condenada por la Inquisición y de él se cree que era un judío converso. Pero lo que sí se conoce son las 21 pinturas que de forma excepcional se pueden ver ahora en el Museu Nacional d’Art de Catalunya (MNAC).
Esta exposición organizada por el MNAC y el Museo del Prado (donde se pudo ver hasta el pasado mes de enero) viajará después, en formato más reducido, a la National Gallery de Londres. Precisamente este museo es el propietario de un San Miguel triunfante sobre el demonio con el donante Antoni Joan (1468), que formó parte del altar de la iglesia de Tous (València), hasta que un cura se la vendió a cambio de unos candelabros a finales del XIX. Desde entonces no había salido nunca de Inglaterra, a pesar de ser una de las piezas más conocidas de este artista. Es la primera obra documentada de Bartolomé Bermejo y tiene muchos elementos característicos de su pintura. El dragón es en realidad un demonio con formas alejadas del gótico tradicional. Y como el resto de sus obras se caracteriza por el detallismo, que se refleja tanto en las armaduras como en un libro de salmos penitenciales. Al pie del cuadro, un cartel con el nombre de Bermejo y el acróstico de Jesús, quizás para disimular su judaísmo.
Otra pieza excepcional es el Cristo de la Piedad, que fue adquirido en 1928 por Miquel Mateu y se encuentra en el museo Castell de Peralada. Como destaca el comisario de la exposición Joan Molina, “el virtuosismo de Bermejo se muestra en el velo de gasa traslúcido que cubre al Cristo y en el cáliz con pedrería”. El hecho de que se transparente el sexo del personaje no tan sólo es insólito dentro de la pintura europea de la época sino que explica el carácter controvertido del autor y una visión religiosa heterodoxa.
Para esta exposición (esponsorizada por la Fundación Banco de Sabadell y con un presupuesto de 350.000 euros) han venido piezas de varios museos (Londres, San Diego, Chicago, París, Bilbao...). Algunas formaban parte de un mismo retablo, pero estaban dispersas. Es el caso del retablo de San Pedro de Daroca (Zaragoza), del que se pueden ver cinco piezas, entre ellas Flagelación de santa Engracia, procedente del Museo de Bellas Artes de Bilbao. De toda la obra de Bermejo conocida únicamente no ha podido venir la pieza central que forma parte de una colección de Boston.
Algunos de los óleos los hizo en colaboración con maestros locales. Es el caso del Tríptico de la Virgen de Montserrat, atribuido a Bermejo y el taller de los Osona. El comisario resalta la originalidad de cambiar las montañas de Montserrat por un paisaje marino y por el hecho de que el asiento de la virgen es una sierra.
Tras su muerte, Bermejo cayó en el olvido hasta que a finales del siglo XIX es recuperado. Hoy está considerado uno de los pintores más destacados de la Europa del Cuatrocientos. Su fama hizo que a principios del XX surgieran copias y falsificaciones (al final del recorrido de la muestra se muestran algunos ejemplos). Para Pepe Serra, director del MNAC, la exposición es “una oportunidad única” para redescubrir la destreza técnica de Bermejo y una obra absolutamente innovadora.
Por primera vez sale de Londres un óleo sobre San Miguel comprado a finales del XIX en Tous