La Vanguardia

Shamima quiere volver a casa

Una de las tres chicas de Londres que se unieron al Estado Islámico, hallada por ‘The Times’ cerca del último reducto yihadista en Siria

- BARCELONA Redacción

Una de las historias más chocantes y lamentable­s, a la vez que mediáticas, en los cuatro años que el Estado Islámico (EI) estuvo atormentan­do al mundo fue la de la fuga a Siria de tres menores londinense­s en febrero del 2015. Se trataba de Shamima Begum, Amira Abase, ambas de 15 años, y Kadiza Sultana, de 16. Las tres fueron vistas por última vez en el aeropuerto de Gatwick. Desde entonces, muy poco se supo de ellas. Ahora, Shamima Begum, que hoy tiene 19 años, ha reaparecid­o. Perdió dos hijos en este tiempo, está otra vez embarazada y quiere volver a casa.

El diario británico The Times ha localizado a Shamima en el campo de refugiados de Al Hol, donde se acoge a la población civil que huye de Baghuz, el último enclave del EI en Siria. Según ha dicho, su amiga Amira Abase aún se encontrarí­a allí junto con Sharmima Begum (que no guarda parentesco con Shamina), otra adolescent­e de la misma academia de Londres donde estudiaban que viajó a Siria dos meses antes que el trío. La tercera de las chicas, Kadiza, murió en un bombardeo, ha confirmado ahora Shamima.

Las declaracio­nes de la joven a The Times sugieren un lavado de cerebro que aún permanece, aunque reconoce que “había mucha opresión y corrupción” bajo el califato. Dejó Baghuz hace dos semanas con un grupo de civiles. Su marido, Yago Riedijk, un holandés que se había unido al EI, se entregó a un grupo de milicianos de las Fuerzas Democrátic­as Sirias (FDS) y no se sabe nada de él. Se cree que la mayoría de los yihadistas que aún resisten son extranjero­s, quizás con sus familias.

“No lamento haber venido”, dijo la chica al Times. Pero añadió: “He sido débil. No podía soportar el sufrimient­o de estar en el campo de batalla. Pero además, tenía miedo de que el niño que espero –su embarazo es ya de casi nueve meses– se muera. Ahora todo lo que quiero es volver a casa a Gran Bretaña. Haré lo que sea para poder volver a casa y vivir tranquilam­ente con mi hijo”. En los últimos tres meses, su hija de un año y nueve meses y su hijo de ocho meses murieron a consecuenc­ia de malnutrici­ón. El bebé fue el primero; lo llevó a un hospital en Hayin –localidad conquistad­a recienteme­nte por las FDS– pero “no había medicinas ni personal suficiente”. La niña murió hace un mes.

Todas las mujeres que se unieron al Estado Islámico fueron casadas con milicianos, y más de una vez si el cónyuge moría, ya que su función era básicament­e reproducto­ra. “En Raqa la vida era normal, aunque de vez en cuando había bombardeos”, explicó Shamima. “Cuando vi por primera vez una cabeza cortada en un bidón no me alteró para nada. Era de un combatient­e capturado en el campo de batalla, un enemigo del islam”.

En cuanto a sus amigas Sharmima y Amira, la joven dijo que “son fuertes, yo respeto su decisión –de quedarse en Baghuz–. Se avergonzar­ían de mí si sobreviven a la batalla y supieran que me marché”.

Según el abogado londinense Tasmine Akunjee, que se ocupa del caso de las tres chicas desde su desaparici­ón, Shamima “ha sufrido un trauma” y merece ayuda. Sin embargo, el secretario de estado de Interior, Ben Wallace, adelantó ayer a la BBC que “no pondré en peligro la vida de ciudadanos británicos para ir a buscar terrorista­s o antiguos terrorista­s de un estado fallido”.

El caso de las tres chicas tuvo un impacto enorme en la sociedad británica. Las familias apareciero­n en televisión rogando por el regreso de sus hijas. Lo ocurrido con Kadiza Sultana es especialme­nte dramático. En varias ocasiones llamó por teléfono a su hermana Hamila (llamadas que fueron grabadas por las fuerzas de seguridad británicas)y le dijo que quería volver a casa: “Tengo un mal presentimi­ento. Tengo miedo, las fronteras están cerradas,¿cómo voy a salir?”. Kadiza estaba casada con un miliciano estadounid­ense de origen somalí que había muerto en combate. Optó por no tratar de escapar cuando supo de una joven austriaca que había intentado hacerlo murió apaleada. Kadiza pereció en un bombardeo sobre Raqqa hacia enero del 2016, según comunicó entonces alguien a la familia.

Se cree que la joven apaleada hasta morir era Samira Kesinovic, de 17 años, que había viajado a Siria con una amiga, Sabima Selimovic, de 15. Lo hicieron casi exactament­e igual que las chicas de Londres. Hijas de refugiados bosnios, ambas de ojos azules, fueron utilizadas por los yihadistas como propaganda para atraer tanto a otras jóvenes como a combatient­es. No se ha sabido nada de Sabima. Su madre demandó al Gobierno austríaco por el hecho de que las menores no fueran detenidas en el aeropuerto de Viena.

La policía británica averiguó por un mensaje en Twitter que Shamima Begum había sido captada por una mujer que se hacía llamar Madre del León. Se trataba de una joven de Glasgow, Aqsa Mahmud, de 21 años, que viajó a Siria en noviembre del 2013 y actuaba como reclutador­a por internet. A su vez, Aqsa –antes una chica normal a la que le gustaba la música de Coldplay y las historias de Harry Potter– había sido radicaliza­da a través de internet por un tal Adeel Ulhaq, que acabaría siendo condenado a seis años de cárcel por enviar a Siria a un chaval de Cardiff de 17 años.

La chica aparecida está encinta tras perder dos hijos; Kadiza murió en un bombardeo y Amira sigue con el EI

“Cuando vi por vez primera una cabeza cortada no me alteró; era de un combatient­e, un enemigo del islam”

 ?? LAURA LEAN / AFP ?? Una foto de Shamima Begum en manos de su hermana mayor, Renu, en febrero del 2015, poco después de su desaparici­ón
LAURA LEAN / AFP Una foto de Shamima Begum en manos de su hermana mayor, Renu, en febrero del 2015, poco después de su desaparici­ón

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