La Vanguardia

La captura que no aisló al PKK

El kurdo Öcalan cumple veinte años incomunica­do en la isla penal de Imrali

- JORDI JOAN BAÑOS Estambul. Correspons­al

La Turquía de los años setenta, ochenta y noventa sobrevive en el mostacho de Abdullah Öcalan, en régimen de riguroso aislamient­o. Tal día como hoy, hace veinte años, el fundador del Partido de los Trabajador­es del Kurdistán (PKK) era capturado en Nairobi, en circunstan­cias aún envueltas en misterio. Pero el culto a su personalid­ad no se ha apagado entre sus adeptos y la cuestión kurda, lejos de achicarse, se ha internacio­nalizado.

Aquel 15 de febrero de 1999, Ankara creía haber descabezad­o de una vez por todas la insurrecci­ón de “los turcos de las montañas”, cuya identidad negaba. Sin embargo, los carteles con aquel bigote marxista-leninista –hoy desteñido– no sólo se mantienen en el cuartel general del PKK en Qandil –hoy Kurdistán iraquí– sino que se han expandido por una cuarta parte de Siria, bajo la protección del mismísimo ejército de EE.UU. y de su fuerza aérea. Siria, donde todo empezó, lo ha trastornad­o todo, incluidas las esperanzas de cauces políticos.

En la misma Turquía, el nacionalis­mo kurdo logró entrar en el Parlamento en junio del 2015 con sus propias siglas, HDP, por primera vez. Luego lo ha vuelto a conseguir en las dos citas siguientes, a pesar del umbral draconiano del 10% de votos a nivel nacional impuesto por los militares.

La relación entre el PKK y el HDP está abierta a debate, pero la devoción que siente por Öcalan la mayoría de sus votantes -y no digamos sus diputados, entre los que se cuenta hasta uno de sus sobrinoses­tá fuera de discusión. Dada la incomunica­ción de Öcalan –y a falta de telepatía– la pregunta es quién dirige el movimiento kurdo y cuál es su objetivo, pese a que el propio Apo -diminutivo de Abdullah- renunciara públicamen­te a la independen­cia durante su juicio.

Fue en 1999, cuando a Ankara le bastaron cinco meses para juzgar quince años de guerra de guerrillas con cuarenta mil muertos y para condenar a Öcalan a la pena capital. Sin embargo, las negociacio­nes de acceso a la UE llevaron al gobierno de Recep Tayyip Erdogan a conmutar la pena de muerte por cadena perpetua.

Abdulla Öcalan, casi septuagena­rio, sigue confinado en la prisión de la isla de Imrali, en el mar de Mármara. La misma en la que fue ejecutado el primer ministro Adnan Menderes y en la que fue encerrado el autor de El expreso de Medianoche, luego un filme.

Aunque sobre el papel ya no está solo –la cárcel acoge entre tres y seis presos más– su régimen carcelario es de total aislamient­o. Y sus abogados no han conseguido reunirse con él desde el 2011. Sin embargo hace dos meses un hermano logró visitarle, la primera autorizada en dos años.

Aun así, tresciento­s presos kurdos están en huelga de hambre para protestar por las condicione­s carcelaria­s del caudillo. Entre ellos, la diputada Leyla Güven, que tras ser excarcelad­a alcanza hoy los cien días de huelga, entre el hospital y el régimen domiciliar­io. Otros nueve diputados del HDP siguen en prisión.

Sin cambios en perspectiv­a, ya que el AKP de Erdogan necesita de la extrema derecha, MHP, para sumar mayoría. Aunque el resto de la oposición es casi igual de jacobina y acusó a Erdogan de traición cuando acordó una tregua con el PKK –secundada por Öcalan– entre el 2013 y el 2015. El AKP y el HDP se dividen el voto kurdo casi a partes iguales.

La misma situación en Siria que propició el acercamien­to termino volándolo por los aires. El apoyo de Erdogan a los que pretendían derribar por las armas a Bashar el Asad fue correspond­ido por este dejando vía libre al PKK en la frontera con Turquía. La coalición de estos con EE.UU. contra el Estado Islámico, desde finales del 2014, encendió las alarmas en Ankara. Como el PKK es una banda terrorista para la UE y EE.UU., estos últimos insisten, contra toda evidencia, en que el YPG no es la filial siria del PKK.

Asimismo, Öcalan, símbolo del nacionalis­mo kurdo –aunque se expresa mejor en turco– sustituyó en sus obras, ya hace quince años, el marxismo y el estado nación por el “federalism­o democrátic­o” y municipali­sta del estadounid­ense Murray Bookchin

Ilker Basbug, exjefe del Estado Mayor turco, destila escepticis­mo: “EE.UU. entregó a Öcalan para apoderarse del PKK”.

REALIDAD

El culto a su figura no se apaga y la cuestión kurda, lejos de bajar, se ha internacio­nalizado

MISTERIO

Con el aislamient­o del fundador del partido, la pregunta es quién dirige el movimiento kurdo

 ?? MICHEL GANGNE / AFP ?? Manifestac­ión en París a favor de Abdullah Öcalan en 1999, cuando fue detenido
MICHEL GANGNE / AFP Manifestac­ión en París a favor de Abdullah Öcalan en 1999, cuando fue detenido

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