La Vanguardia

El asesino dibujante

Samuel Little confesó haber matado a 93 mujeres en EE.UU. y ayuda al FBI a resolver el asunto haciendo retratos de sus víctimas

- FRANCESC PEIRÓN Nueva York. Correspons­al

Al supuesto asesino en serie no sólo le gustaba matar. También le apasionaba el dibujo. Samuel Little, de 78 años y con una salud débil, cumple en un penal de Texas cadena perpetua por asesinar a tres mujeres en Los Ángeles, en la década de los ochenta. Le condenaron en el 2014, tras mucho tiempo de campar a sus anchas, pero fue el pasado año cuando dejó patidifuso­s a las autoridade­s al explicar con detalles que ese trío de víctimas no era más que la punta de su iceberg criminal.

Se confesó autor de un total de 93 asesinatos, siempre mujeres vulnerable­s, prostituta­s o adictas a las drogas, a las que localizaba solitarias en bares, night clubs o en la calle, y cuyas desaparici­ones se sucedieron de manera inadvertid­a. Nadie las reclamaba. Ahora se ha puesto a rememorar y las ha dibujado para facilitar dar con ellas.

Su reguero letal se extendió por varios estados del país. La policía le creyó desde primer momento en que decidió hablar sobre su particular historia.

En una treintena de casos ha ofrecido tantos elementos y tan minuciosos que todo cuadra. Sin embargo, la labor de los investigad­ores resulta compleja a la hora de intentar confirmar y poner cara a cada una de las víctimas.

Little dejó una cosa clara. No tenía una excusa para su conducta. “¿Si Dios me ha hecho así, por qué voy a pedir perdón?”, les comentó a los investigad­ores.

Si se confirma esos 93 asesinatos, este hombre será el asesino en serie más destacado en la lista de aberracion­es. Gary Rigway, el asesino de Green River, figura hoy como el más prolífico con un total de 49 penas.

Little se ha puesto manos a la obra para conseguir ser el número uno. Pese a la veracidad de su relato, algo más de la mitad de sus fechorías sigue sin aclararse por no constar esas mujeres.

Él sostiene que no sabe la identidad, ni nunca la supo. En muchas ocasiones sólo las conoció por sus nombres o apelativos, circunstan­cia que dificulta la identifica­ción. Así que, tirando de sus recuerdos, Little dispone de mucho tiempo para ejercer su pasión por la pintura.

Ha realizado toda una serie de retratos de esas personas sin rastro. El FBI confía en que esos dibujos inquietant­es de mujeres blancas, negras y latinas, la mayoría jóvenes, con labios brillantes y ojos abiertos sean una llamada para los que las vean.

Los investigad­ores han hecho público este trabajo de Little a fin de refrescar la memoria y de que haya familiares o amigos de esas víctimas que las puedan identifica­r. La agencia federal asegura que esos dibujos son muy precisos. Lo dicen con autoridad: esos retratos han permitido resolver dos casos.

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FBI / EFE Una de las víctima de Little

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