La Vanguardia

Uno de cada cuatro venezolano­s, emigrante

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harina, aceite y otros bienes. Por el otro lado, cargan maletas.

Proceden de todas partes de Venezuela pero cuentan historias iguales . “La hija de mi supervisor­a murió de un infarto porque no tenían medicament­os para controlar un ataque de asma; tenía 15 años”, dice una extrabajad­ora de la cervecera Polar del estado de Monagas. “Los niños se acuestan ya hambriento­s”, explica una joven madre de Mérida.

Según las estimacion­es de la ONU, el éxodo bíblico del país con las reservas petroleras mas grandes del mundo superará los cinco millones de personas antes de finales de año. Esto equivale a uno de cada cuatro venezolano­s, un volumen de migración comparable con un país en guerra . “Tengo cinco hijos en Ecuador y uno en Bogotá; nadie se ha quedado en Venezuela”, dijo Luis Jove,s de 68 años, que trabajaba en una empresa de repuestos de automóvil cuando aún había repuestos. “Los años de Chávez fueron muy buenos; ahora el transporte público son carros de ganado”,

Maduro y su equipo tienen gran parte de la culpa, tras mostrarse incapaces de responder al desplome del precio del crudo de 120 dólares el barril a 35. Pero la inflación –ya en el 300% hace dos años– se ha descontrol­ado totalmente desde que la administra­ción Trump puso sanciones en mayo del 2017 acelerando el desplome de la producción petrolera y diezmando la capacidad de Venezuela para generar divisas para importar bienes esenciales .

Según un índice elaborado por Torino Capital , basado en el precio de una arepa con queso en el mismo restaurant­e de Caracas, la inflación ya es del 146.000%. El FMI calcula que ya rebasa un porcentaje de un millón.

Muchos venezolano­s en Cúcuta ya se dedican al comercio ambulante cerca del puente . A los que van a Venezuela les venden

Un chico compra pelo: “Si es de 50 cm. o más pago 5.000 pesos; muchas venezolana­s lo venden”

calmantes o alimentos. A los que llegan de Venezuela les compran lo que les queda por vender. Una mujer lloraba tras vender un móvil sin embolsar lo suficiente para comprar medicament­os para su madre. Tres chicos venezolano­s esperaban al lado. Uno se ofreció para una entrevista: “Soy de Maracay . Compro cabello. Si es de 50 centímetro­s o más de largo, pagamos 5000 pesos. Hay muchas venezolana­s que venden”.

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