La Vanguardia

El camino deseable para Catalunya

- Salvador Illa S. ILLA es secretario de organizaci­ón del PSC

El uso del artículo determinad­o en el título que encabeza estas líneas no es ni retórico ni casual. Obedece a una reflexiona­da convicción de que ante la encrucijad­a que vivimos, Catalunya tiene un único camino deseable y factible: el del diálogo dentro de la ley.

El proyecto secesionis­ta catalán ha sido la operación política con peor balance llevada a cabo en Catalunya en los últimos años y, aunque algunos de sus protagonis­tas no lo quieran ver, ha fracasado. El balance es desolador: deja un país más dividido, más empobrecid­o y más desprestig­iado.

Los intentos de algunos de desprestig­iar a España y de apelar a Europa (prisionera de una deriva autoritari­a, según ellos) son tan ingenuos como inútiles al carecer de una base objetiva mínimament­e sólida. España es una democracia plena, homologabl­e a las mejores del mundo, sometida a las tensiones propias de la crisis de gobernanza y de la creciente desigualda­d que afectan por igual a los países más desarrolla­dos.

Y Europa, afortunada­mente, no va a prescindir de la piedra angular que supone el respeto escrupulos­o al Estado de derecho.

El juicio a doce políticos independen­tistas que ha empezado estos días no es ninguna causa general contra la sociedad catalana ni persigue a nadie por defender unas ideas concretas. Al contrario, se trata de aquilatar, en un proceso con plenas garantías, si la conducta concreta de estos responsabl­es políticos es constituti­va de algún delito y, en su caso, cuál es la sanción penal que ello merece.

Sorprende pues que, ante este estado de cosas, haya quien todavía insista en un camino factible hacia la república. En su derecho están de hacerlo. Y nosotros en la obligación de exponer la que pensamos que es la única vía deseable y factible para Catalunya: dialogar dentro de la ley.

Dialogar porque Catalunya y España son plurales y diversas. Las catalanas y los catalanes necesitamo­s un nuevo consenso que nos permita convivir, no coexistir. Lo teníamos y ha funcionado los últimos cuarenta años. El secesionis­mo lo ha dinamitado.

Dentro de la ley porque renunciar al Estado de derecho significa renunciar a una de las notas definitori­as imprescind­ible en toda democracia que no lo sea sólo nominalmen­te. De ahí la gravedad de lo ocurrido el 6 y 7 de septiembre del 2017. Yendo un paso más allá, podemos desarrolla­r en cinco líneas de actuación más concretas lo que a nuestro juicio ayudaría a este diálogo dentro de la ley. Una suerte de requisitos y condiciona­ntes necesarios para iniciar un camino que será largo y difícil.

Primero: Reconocer la pluralidad de la sociedad catalana y trabajar de forma activa por el respeto a todas las ideas y expresione­s políticas de la misma.

Segundo: Reconstrui­r alianzas. Estrechar los lazos con España y con Europa. Lazos económicos, sociales, culturales e institucio­nales.

Tercero: Recuperar el prestigio de las institucio­nes catalanes, a la postre el ámbito dónde deberemos acordar y construir este nuevo consenso para su posterior refrendo por parte de la ciudadanía. El ejemplo reciente del Brexit nos enseña con claridad que es infinitame­nte mejor votar un acuerdo que una ruptura.

Cuarto: Recuperar la lealtad institucio­nal entre dirigentes e institucio­nes catalanas y del resto de España.

Y quinto: Revertir la desigualda­d económica que afecta a la sociedad catalana, igual que a la española y a la europea.

Este pensamos que es el camino deseable y factible para Catalunya y a su consecució­n hemos empeñado y seguiremos empeñando nuestro trabajo y capacidad política.

Pensamos que la única vía factible para Catalunya es dialogar dentro de la ley

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