El camino deseable para Catalunya
El uso del artículo determinado en el título que encabeza estas líneas no es ni retórico ni casual. Obedece a una reflexionada convicción de que ante la encrucijada que vivimos, Catalunya tiene un único camino deseable y factible: el del diálogo dentro de la ley.
El proyecto secesionista catalán ha sido la operación política con peor balance llevada a cabo en Catalunya en los últimos años y, aunque algunos de sus protagonistas no lo quieran ver, ha fracasado. El balance es desolador: deja un país más dividido, más empobrecido y más desprestigiado.
Los intentos de algunos de desprestigiar a España y de apelar a Europa (prisionera de una deriva autoritaria, según ellos) son tan ingenuos como inútiles al carecer de una base objetiva mínimamente sólida. España es una democracia plena, homologable a las mejores del mundo, sometida a las tensiones propias de la crisis de gobernanza y de la creciente desigualdad que afectan por igual a los países más desarrollados.
Y Europa, afortunadamente, no va a prescindir de la piedra angular que supone el respeto escrupuloso al Estado de derecho.
El juicio a doce políticos independentistas que ha empezado estos días no es ninguna causa general contra la sociedad catalana ni persigue a nadie por defender unas ideas concretas. Al contrario, se trata de aquilatar, en un proceso con plenas garantías, si la conducta concreta de estos responsables políticos es constitutiva de algún delito y, en su caso, cuál es la sanción penal que ello merece.
Sorprende pues que, ante este estado de cosas, haya quien todavía insista en un camino factible hacia la república. En su derecho están de hacerlo. Y nosotros en la obligación de exponer la que pensamos que es la única vía deseable y factible para Catalunya: dialogar dentro de la ley.
Dialogar porque Catalunya y España son plurales y diversas. Las catalanas y los catalanes necesitamos un nuevo consenso que nos permita convivir, no coexistir. Lo teníamos y ha funcionado los últimos cuarenta años. El secesionismo lo ha dinamitado.
Dentro de la ley porque renunciar al Estado de derecho significa renunciar a una de las notas definitorias imprescindible en toda democracia que no lo sea sólo nominalmente. De ahí la gravedad de lo ocurrido el 6 y 7 de septiembre del 2017. Yendo un paso más allá, podemos desarrollar en cinco líneas de actuación más concretas lo que a nuestro juicio ayudaría a este diálogo dentro de la ley. Una suerte de requisitos y condicionantes necesarios para iniciar un camino que será largo y difícil.
Primero: Reconocer la pluralidad de la sociedad catalana y trabajar de forma activa por el respeto a todas las ideas y expresiones políticas de la misma.
Segundo: Reconstruir alianzas. Estrechar los lazos con España y con Europa. Lazos económicos, sociales, culturales e institucionales.
Tercero: Recuperar el prestigio de las instituciones catalanes, a la postre el ámbito dónde deberemos acordar y construir este nuevo consenso para su posterior refrendo por parte de la ciudadanía. El ejemplo reciente del Brexit nos enseña con claridad que es infinitamente mejor votar un acuerdo que una ruptura.
Cuarto: Recuperar la lealtad institucional entre dirigentes e instituciones catalanas y del resto de España.
Y quinto: Revertir la desigualdad económica que afecta a la sociedad catalana, igual que a la española y a la europea.
Este pensamos que es el camino deseable y factible para Catalunya y a su consecución hemos empeñado y seguiremos empeñando nuestro trabajo y capacidad política.
Pensamos que la única vía factible para Catalunya es dialogar dentro de la ley