Chuts para la reinserción
La Fundació Barça entra en dos centros de justicia juvenil con un programa para mejorar la convivencia de los internos a través del deporte
El programa funciona también en campos de refugiados y con menores migrantes
“Estoy más tranquilo, no me enfado tanto conmigo mismo ni con mis compañeros, me controlo mejor”, comentaba el miércoles Harit, de 18 años, antes de iniciar su sesión semanal de entrenamiento en el centro de justicia juvenil El Segre, en Lleida. Desde el pasado octubre, Harit y los otros 42 internos de dicho equipamiento se han sumado al programa FutbolNet de la Fundació Barça, una metodología que utiliza el deporte para impulsar habilidades que ayuden a resolver conflictos de manera dialogada, además de fomentar la autoestima y la cooperación.
El Barça ha llevado su FutbolNet a barrios vulnerables, a menores migrantes tutelados, a campos de refugiados del Líbano y de Grecia y a dos centros de justicia juvenil, el citado de Lleida y Can Llupià, en Barcelona, donde los jóvenes que han cometido un delito cumplen las medidas dictadas por los jueces que, en todos los casos, tienen una finalidad educativa. El objetivo es que salgan con las herramientas necesarias para lograr la reinserción. Un estudio del Departament de Justícia de la Generalitat, presentado el 2017, concluyó que la reincidencia de este colectivo era del 50% frente al 60% del informe del 2002.
A 31 de enero había 263 jóvenes privados de libertad en alguna de las siete instalaciones de justicia juvenil repartidas por Catalunya. Pero la cifra global de personas, a partir de los 14 años de edad, que siguen alguna medida judicial por haber vulnerado la ley es de más de 5.800.
El juez sólo ordena el internamiento en los casos de los delitos más graves, principalmente robo con violencia. Para la gran mayoría se prevé libertad vigilada o prestaciones en beneficio de la comunidad y tareas socioeducativas.
“Me quedan siete meses para cumplir los doce que me impuso el juez. Dentro de lo que cabe, de la falta de libertad, estoy bien. Estoy estudiando cuarto de ESO y por las tardes juego al fútbol o a baloncesto y voy al gimnasio y a la piscina”, detalla Harit. Su familia vive en El Vendrell y confía en proseguir sus estudios, cursar un grado medio en Deporte, cuando regrese a casa.
La rutina de Harit es similar a la de Marc o a la de Pablo. Por la mañana, clase , y por la tarde, ejercicio físico. “Es mi vía de escape para desconectar. De hecho, yo antes jugaba con el Bellpuig en infantiles y cadetes”, comenta Pablo, de 19 años. Está formándose como podador y espera poder dedicarse a la agricultura cuando salga, dentro de tres semanas, en su Lleida natal.
Quitar presión es uno de los beneficios que Harit, Marc y Pablo destacan de sus sesiones de FutbolNet. Marc, de 19 años, no ha acabado la ESO pero cuenta que durante los diez meses que lleva en El Segre se ha sacado un módulo de lampista y que ahora está siguiendo cursos de mozo de almacén y de atención al cliente. “El problema de los jóvenes es que no sabemos muy bien a qué queremos dedicarnos, pero creo que me gustaría ser soldador”. El actual régimen de Marc le permite salir algunos fines de semana a visitar a su familia en Cambrils.
Los monitores del Barça, dos educadores sociales, inician la sesión dialogando con los participantes para organizar una suerte de partido a tres tiempos. Primero se pactan las normas del juego encaminadas a promover la cooperación en el campo; después llega el partido, y al final, la reflexión. “No