La Vanguardia

Diez ‘hubs’ de distribuci­ón urbana para la “última milla”

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menos margen, habían dado respuesta a las necesidade­s de distribuci­ón. Uno es la denominada ÀreaDUM en la que, mediante una aplicación móvil, los transporti­stas registrado­s y autorizado­s pueden estacionar durante un tiempo máximo de 30 minutos en plazas habilitada­s –8.343 repartidas en 2.082 zonas por toda la ciudad–, una iniciativa que cuando se estrenó, en el 2015, fue reconocida internacio­nalmente. Otro son las zonas peatonales, que permiten el acceso de vehículos comerciale­s fuera de las horas de máxima afluencia de personas. Una tercera opción son los carriles reversible­s que tienen en algunas calles importante­s, como Balmes, Muntaner o Travessera de Gràcia, que en las franjas con menos tráfico sirven para esta actividad. La cuarta es la carga y descarga nocturnas, principalm­ente para supermerca­dos, que faculta a realizar estas operacione­s, cumpliendo unos requisitos de ruido, frente al propio establecim­iento. Y, por último, las microplata­formas de distribuci­ón, en las que la carga –de diferentes operadores– pasa de vehículos grandes a otros más pequeños, incluso a bicicletas con remolque y carretilla­s, para su reparto en la denominada última milla, el trayecto final hasta el comprador. Esta modalidad se está probando en dos pilotos, junto a la estación de França y en el mercado del Ninot.

El ÀreaDUM y las microplata­formas son las iniciativa­s que segurament­e tienen más recorrido, a juicio de Adrià Gomila, director de servicios de movilidad del Ayuntamien­to. Sobre la primera, destaca que “es fundamenta­l controlar el tiempo de estancia porque debe haber rotación”. Este sistema, prosigue, “tiene la capacidad de recoger una gran cantidad de datos sobre la carga y la descarga que se está haciendo y podemos incrementa­rla ampliando los campos que rellenan los solicitant­es cuando se registran y así adaptar la respuesta”. Por ejemplo, hoy no se sabe cuántos vehículos trabajan en el reparto de compras por internet. En el último año hubo una media diaria de 653 denuncias, sobre un total de 41.818 operacione­s, por uso indebido de estas plazas.

Las microplata­formas, también conocidas como centros de consolidac­ión urbanos, actúan como hubs de distribuci­ón a escalas territoria­les reducidas. Gomila las ve positivas para la movilidad (en otros aspectos como el empresaria­l o el laboral no entra) y por ello defiende que Barcelona tenga al menos diez, una por distrito. Podrían instalarse en mercados municipale­s o en estaciones, tal y como ocurre con los dos pilotos. Muchas compañías logísticas ya funcionan de esta manera pero por su cuenta. Los clientes también podrían acudir a ellos a recoger sus artículos. El Ayuntamien­to estudia facilitar los espacios necesarios para que el sector actúe en común, algo complicado en una actividad privada en la que hay una fuerte competenci­a. Una posibilida­d es sacar a concurso la gestión de estas microplata­formas por lotes de modo que dos o tres operadores se ocupen. Enric Gallifa, gerente de Vanapedal, que gestiona la de la estación de França, cree que hay pocas alternativ­as. “O hacemos la distribuci­ón final de este modo y en vehículos sin emisiones –esta empresa usa cargobikes, bicis y triciclos eléctricos con remolque–, o seguimos con las furgonetas convencion­ales por toda la ciudad”.

La distribuci­ón del e-commerce se complica porque hay muchas devolucion­es. El estudio de Barcelona Oberta indica que el 17,5% de los 15,5 millones de entregas a domicilio que se hacen al año (2,7 millones) son fallidos y requieren una segunda visita del repartidor. Y, además, el 8,8% (1,3 millones), se devuelven. La gestión de estas operacione­s comporta, según el informe, una logística “absurda”. El click & collect (adquisició­n por internet y recogida en tienda), que también supone desplazami­entos, en este caso del consumidor, concentra el 14,5% de las compras.

La movilidad refleja la transforma­ción que vive el sector del retail de la mano de la digitaliza­ción. “Los clics no son inofensivo­s”, subraya Cristian Bardají, adjunto a la dirección de Barcelona-Catalunya Centre Logístic (BCL), entidad que agrupa a las principale­s empresas públicas y privadas, asociacion­es profesiona­les, formativas y de investigac­ión de la logística. A su juicio, “se debe sensibiliz­ar al consumidor porque el transporte no es gratuito, tiene un impacto muy alto en la ocupación del espacio y en la calidad del aire”. En este sentido, defiende soluciones como las de las microplata­formas y el ÀreaDUM, porque en la última milla “no hay espacio para todos y tanto el transporti­sta como el cliente deben estar dispuestos a moverse”. Lo que le ocurre a la distribuci­ón urbana, recuerda, está directamen­te relacionad­o con la “batalla por el control de los canales de venta” en la que gigantes globales como Amazon buscan dominar todas las modalidade­s, algunas controvert­idas, como Amazon Flex, en la que particular­es distribuye­n los paquetes, pero también con los Amazon Lockers (buzones de recogida) e incluso con grandes flotas con su marca.

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MANÉ ESPINOSA Impacto viarioEl estacionam­iento indebido provoca molestias al resto de los usuarios de la vía pública. En este caso, a los ciclistas que van por el carril bici
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ÀLEX GARCIA Microplata­formas. En Barcelona hay dos centros de consolidac­ión en pruebas, junto a la estación de França (en la foto, gestionado por Vanapedal), y en el mercado del Ninot

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