La Vanguardia

La casa Burés recupera su esplendor.

Tras demasiados años de abandono, descrédito y expolio, se ha restaurado la magnificen­cia de las artes aplicadas

- LLUÍS PERMANYER

Tras muchos años de abandono y tres de rehabilita­ción, el edificio barcelonés situado en el chaflán de Ausiàs March con Girona muestra su magnificen­cia modernista, convertido en 26 viviendas.

Luego de tres años de rehabilita­ción, la espectacul­ar casa Burés, que domina con autoridad el chaflán de Ausiàs March/Girona y se desborda hacia ambas calles, ha recuperado la magnificen­cia aportada por las artes aplicadas.

Francesc Burés, hijo del fundador de la próspera empresa algodonera, especializ­ada en hilados y tejidos, encargó a Francesc Berenguer, colaborado­r de Gaudí, que le proyectara tan ambicioso edificio; carente de título, firmó la obra el arquitecto Miquel Pasqual. Toda la planta fue dedicada a oficina y almacén textil; el principal pasó a ser la residencia del propietari­o; y las plantas superiores, viviendas de alquiler. Poco después de su inauguraci­ón, Francesc Cambó residió en uno de los pisos.

La crisis de este sector industrial vació el inmueble, que por su decoración espectacul­ar fue escenario de filmacione­s y fotografía­s. Se abrió unos días para Casa Decor. El Ayuntamien­to de Barcelona lo compró y en pleno delirio electoral aseguró que lo convertirí­a en un centro de interpreta­ción del modernismo y museo de arquitectu­ra. Pasadas las elecciones, acabó vendiéndol­o a la Generalita­t, que no supo darle un destino razonable y la posterior crisis económica le obligó a ponerlo en venta, sin hallar comprador.

Abandonado, los saqueadore­s expoliaron con impunidad cuanto quisieron. Baste un ejemplo brutal. El gran oso que cinceló el escultor Coll en el arranque de la escalera noble, sufrió la amputación de pies y brazos con el fin de poder arrancarle el farol artístico que enarbolaba, obra del gran Gaspar Homar.

Luego de subastas desiertas, al fin lo adquirió la promotora Bonavista Developmen­ts. Aunque deseaba proyectar un hotel, prefirió después convertirl­o en 26 pisos. Ha sido una suerte, pues la estructura original lo propiciaba. De la dirección de la obra se ha responsabi­lizado el arquitecto Juan Trias de Bes. La mayor dedicación se ha concentrad­o en rescatar dentro de lo posible cuanto esplendor ornamental no había sido sufrido irremediab­les destruccio­nes bárbaras.

Manfredo Navarro ha coordinado un equipo de artesanos y expertos en patrimonio. Importa recordar a los artistas acreditad+os que habían trabajado bajo la dirección de Francesc Berenguer. Gaspar Homar: mobiliario, mosaico romano y metalister­ía; Pau Roig: marqueterí­a; Joan Carreras, tallas; Antoni Coll Pi: escultura; Oleguer Junyent: pinturas murales, dibujo de vidrieras y decoración; Antoni Bordalba: realizació­n de las vidrieras.

La portería, que recibe con grandeza y elegancia, aparece presidida por la escalinata suntuosa guardada por el oso, magnificad­a por la verticalid­ad espacial y coronada de forma emocionant­e por una vidriera espectacul­ar. Un ascensor de techo creativo eleva de forma iniciática hacia el principal. Arrimadero­s, pavimentos cerámicos, parquets y techos florales se derraman por doquier. El salón circular de la torre que enaltece la esquina de la finca encierra una atmósfera intensa. Pero el momento culminante aparece en el gran salón forrado de madera, pinturas murales y vidrieras polícromas, presidido por la chimenea, un mueble artístico, rotundo, tallado por la mano de Carreras y realzado con el mural cerámico dibujado por Oleguer Junyent.

ALGODONERO RELEVANTE Frances Burés situó en la casa su piso, los almacenes y las oficinas de la empresa

FRANCESC BERENGUER

El colaborado­r de Gaudí no tenía título y la obra la firmó el arquitecto Pasqual

ARTES APLICADAS Destacados artesanos, como Gaspar Homar, pudieron derramar belleza por doquier

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ÀLEX GARCIA
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ÀLEX GARCIA
 ?? ÀLEX GARCIA ?? Esplendor. El trabajo de los artesanos que distinguía­n aquellos obradores modernista­s no conoce categorías, sino que los géneros se integran en una bella sinfonía coral
ÀLEX GARCIA Esplendor. El trabajo de los artesanos que distinguía­n aquellos obradores modernista­s no conoce categorías, sino que los géneros se integran en una bella sinfonía coral

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