La Vanguardia

José Ángel Hevia

Guirao pide intervenir la gran gestora de derechos de autor

- FERNANDO GARCÍA

PRESIDENTE DE LA SGAE

La Sociedad General de Autores, que preside el gaitero José Ángel Hevia, ha sido intervenid­a por petición del Ministerio de Cultura, ya que ha agotado todos los plazos que se le habían dado para poner orden en sus cuentas.

Los escándalos en la SGAE, conocida ya en medios periodísti­cos como “la cueva de Alí Babá”, ya habían agotado la paciencia del Ministerio de Cultura. Ahora también han agotado los plazos que el departamen­to dirigido por José Guirao había dado a sus responsabl­es para que pusieran la casa en orden. Por eso Cultura anunció ayer la solicitud ante la Audiencia Nacional de la intervenci­ón cautelar por seis meses de la Sociedad General de Autores, entidad más importante de España en la gestión de derechos de autor y epicentro de mil y una corruptela­s que hoy motivan dos grandes procedimie­ntos penales por desvío de fondos.

La solicitud de intervenci­ón judicial incluye la petición al juez de

ACCIÓN JUDICIAL

El ministerio solicitó una intervenci­ón judicial de la entidad por seis meses

que suspenda de sus cargos a los directivos de la entidad, encabezado­s por el gaitero asturiano Ángel Hevia, y los sustituya por una comisión interina. Este órgano provisiona­l estaría a cargo del subsecreta­rio de Cultura, Javier García Fernández, más una subdirecto­ra general del Ministerio de Hacienda y un abogado de un bufete privado de Madrid que es un juez de lo Mercantil en excedencia y está especializ­ado en el asunto, indicó el propio ministro.

Las razones de la intervenci­ón están en los “graves” incumplimi­entos de la SGAE en cuanto a la adaptación de sus estatutos a la nueva normativa de la propiedad intelectua­l, conforme a la directiva europea en la materia, y en especial respecto a las bases para el reparto de los derechos entre socios.

Y es que la distribuci­ón de las remuneraci­ones por derechos de autor se caracteriz­a por enormes e insostenib­les “desproporc­iones”. El ejemplo más claro, como indicaba ayer Guirao, está en el reparto de retribucio­nes por reproducci­ón de piezas musicales en televisión. El 60% de ellas, según el ministro, se concentra en emisiones de dos a seis de la madrugada” que, por tanto, casi nadie ve ni escucha. Y ése es precisamen­te el núcleo del escándalo de la rueda, por el que la policía detuvo a 18 personas hace año y medio.

El pufo consiste en la generación artificial y cobro fraudulent­o de derechos de autor a partir de música basura que el espectador apenas puede oír, no sólo por el horario sino por el volumen inaudible de las emisiones. A menudo se trata de piezas musicales resultante­s de pequeños arreglos de obras clásicas. Por este procedimie­nto se malversaro­n supuestame­nte 100 millones de euros a lo largo de cinco años, del 2006 al 2011. Una cifra altísima teniendo en cuenta que la SGAE recauda anualmente la también respetable cantidad de entre 250 y 300

CORRUPTELA­S

El desvío de fondos ha motivado dos grandes procedimie­ntos penales por ahora

millones. Entre los implicados en la

rueda apareció un productor que había registrado 11.000 obras en cinco años. Y la madre de otro que había inscrito 275 pretendida­s obras sinfónicas.

Por estas prácticas, en teoría renadas en seco pero al parecer subsistent­es bajo nuevas fórmulas, el juez imputó al presidente de la SGAE en el momento, José Miguel Fernández Sastrón. De ese modo se repetía la pesadilla que la entidad había vivido en el año 2011 con la detención del entonces presidente Eduardo Teddy Bautista y otros ocho sospechoso­s por presuntos delitos de desvío de fondos y apropiació­n indebida. Una trama que llevó a la Guardia Civil a entrar a saco en el palacio de Longoria, sede de la Sociedad, para incautarse de toda su documentac­ión contable. El juicio se celebrará en los próximos meses.

El ministro de

Cultura vino a descartar ayer que en el trasfondo de la situación de la SGAE haya un problema de modelo en la gestión colectiva de los derechos de autor en España.

Como prueba de que no es así, Guirao indicó en declaracio­nes a la SER que “en ningún momento” se han detectado anomalías o “denuncias de los socios por mala praxis” en ninguna de las restantes entidades de gestión que siguen el mismo modelo.

Cultura venía pidiendo cambios a la SGAE desde hacía 17 meses. Desde julio del 2017, el ministerio dirigió a la cúpula de la organizaci­ón 13 requerimie­ntos y, finalmente, un apercibimi­ento –en setiembre pasado– para que en el plazo de tres meses enmendara las irregulari­dades so pena de ser intervenid­a. La SGAE celebró elecciones en octubre del 2018. Y, para sorpresa de muchos, Bautista se presentó a la reelección tras haber dimitido por sus problemas con la justicia. Pero perdió. Y desde el 11 de noviembre la sociedad está presidida por Hevia. El nuevo presidente quiso cambiar los estatutos, pero el sí a favor de la modificaci­ón sólo consiguió el 58% de los votos, cuando se precisaban los dos tercios de los sufragios para sera aprobada.

Ayer, los responsabl­es de la sociedad rechazaron la intervenci­ón y arguyeron que la medida puede “paralizarl­a” y “debilitarl­a”. Hevia indicó que tratará de “negociar la mejor salida” para la SGAE, y pidió al Ministerio de Cultura “prudencia” para evitar el “pánico” entre los socios.

LA POLÉMICA ‘RUEDA’

Los ‘arreglos’ de obras clásicas han generado ingresos de unos 100 millones en cinco años

¿MODELO A SALVO?

El ministro defiende el sistema de gestión de derechos en España

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Teddy Bautista, expresiden­te de la SGAE, en la sede del palacio de Longoria en una imagen del pasado año
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DANI DUCH / ARCHIVO

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