El final del grupo de contacto
La decisión de denegar la entrada a Venezuela a los seis eurodiputados –de la que éstos tenían aviso antes de volar– fue aprovechada de forma casi inmediata por su principal portavoz, Esteban González Pons, para volver a la carga contra la iniciativa en favor del diálogo impulsada por México y Uruguay (el llamado grupo de contacto). La “expulsión (en realidad, no llegaron a entrar) es la demostración definitiva de que ya se han cerrado todas las ventanas y la UE deberá retirarse de inmediato del grupo de contacto”, tuiteó González Pons en el mismo aeropuerto de Caracas. El apoyo europeo a la iniciativa de Uruguay y México de que el diálogo será necesario –aún más después del probable fracaso del intento rápido de cambio de régimen promovido por Estados Unidos– es sumamente tibio. La Unión Europea no habla de diálogo sino de “acompañamiento del proceso”, un intento diplomático de apoyar la operación de cambio de régimen sin rechazar el plan alternativo de Montevideo. Pero, incluso con esta ambigüedad, el apoyo europeo al grupo de contacto ha enfurecido a la Administración Trump y a los conservadores liderados por el PP español, ya que es una fisura en el apoyo unánime de lo que Guaidó califica como “el mundo libre” a la operación. El ministro de Asuntos Exteriores español. Josep Borrell, reconoció que EE.UU. ejerció fuertes presiones contra la incorporación de la Unión Europea al grupo de contacto. Puede resultar poco creíble la justificación del Gobierno de Maduro de negar la entrada a los seis eurodiputados porque tienen “fines conspiracionales” y posibles conexiones con la ultra derecha venezolana. Pero en Cúcuta no suena tan extraño. El grupo opositor Operación Libertad, que ha organizado las manifestaciones contra Maduro en los ultimo días, ha emitido un vídeo en el que afirma que, ante el corredor para entrar ayuda humanitaria el próximo sábado, “se reserva la defensa propia incluso de terceros, especialmente los que están ejecutando el transporte de la ayuda humanitaria”.