Cerrojazo policial al ‘top manta’ del subsuelo
Guardia Urbana, Mossos y vigilancia privada blindan los accesos al intercambiador de plaza Catalunya para evitar que se instalen los manteros
“No hemos dejado de trabajar y estamos trabajando más que nunca”. Con esta respuesta justificaba el comisionado de Seguridad, Amadeu Recasens, que el Consistorio haya tardado casi tres meses en desplegar un dispositivo para impedir que los manteros permanecieran instalados en el intercambiador de plaza Catalunya. “Hemos tenido que crear estilos de trabajo para que todas las administraciones estuvieran implicadas”, subrayó.
La implicación a la que aludía Recasens corrió a cargo de Guardia Urbana, los Mossos d’Esquadra y agentes de seguridad privada que operan en Renfe y en el metro, que se movilizaron ayer para frenar el desembarco masivo de vendedores que desde antes de las fiestas navideñas ofrecían sus productos en varios puntos del subsuelo, ya fuera el vestíbulo de Renfe o el intercambiador circular que da acceso al metro y a Ferrocarrils de la Generalitat de la estación plaza Catalunya. Después de varias reuniones, la situación se desencalló. El Ayuntamiento se negaba a que la Guardia Urbana fuera el único cuerpo que desalojase a los manteros lo que provocó que el plan quedará pendiente de la participación de las demás administraciones.
Cerca de 55 agentes de la policía barcelonesa, mossos d’esquadra y agentes de seguridad privada blindaron todos los accesos a la estación con el objetivo de que el espacio “quedase vacío porque es una zona crítica ferroviaria”, afirmó Recasens. Los agentes estuvieron repartidos en el exterior, con furgonetas aparcadas en puntos neurálgicos de la plaza y con agentes patrullando por los vestíbulos del subsuelo. Los vendedores que tenían la intención de acceder al interior de la estación eran interceptados por los policías, ya fueran uniformados o de paisano que también estuvieron repartidos por la zona. Durante el primer día, la policía realizó quince intervenciones de material, todas ellas a pequeños grupos dispersos de vendedores accedieron al vestíbulo al bajar del tren. El dispositivo “tiene voluntad de permanencia”, aseguró el comisionado de seguridad, aunque no se puede aventurar una fecha final, ya que será un operativo “modular” que se irá adaptando a las necesidades diarias con el objetivo de que al final sea la vigilancia privada la encargada de blindar el espacio.
“Entendemos que los vigilantes son los titulares de la función preventiva en este espacio como les atribuye la ley de seguridad privada”, indicó Josep Jordi Guerrero, el inspector de la Unidad de Suport Policial (USP) quien recalcó que la implicación tanto de la Guardia Urbana como de Mossos es fruto de la “incapacidad manifiesta para hacer frente a una intensidad de ocupación tan elevada por parte de los vigilantes de Renfe y TMB. Curiosamente, la unidad movilizada por la Guardia Urbana es la USP, la unidad de antidisturbios que pronto será disuelta por decreto por parte del gobierno municipal.
El comisionado de seguridad apunta que el dispositivo tiene voluntad de permanencia aunque será modulable