La Vanguardia

Una ley de tráfico con nombres propios

La reforma del Código Penal llega tras la presión por muertes como las de Marta y Óscar

- JAVIER RICOU

AAnna González nadie le devolverá a su marido; ni a Carles Soria a su hija. Ambos no se han cansado de repetir desde que perdieron a sus seres queridos que el único consuelo que paliaría en parte el dolor padecido sería que esas muertes (Óscar fue atropellad­o mientras circulaba en bicicleta por un camionero que se dio a la fuga y a Marta la mató un conductor en una temeraria maniobra) sirvieran, como mínimo, para endurecer los delitos relacionad­os con el tráfico.

La recompensa a las particular­es batallas emprendida­s por Anna y Carles desde el mismo día en que sus vidas se desmoronar­on por culpa de un accidente de tráfico llegó ayer en el Senado. La Cámara Alta dio luz verde a la reforma del Código Penal con un texto más duro que endurece las penas por las imprudenci­as al volante. Podría decirse, pues, que esta es una ley con nombres propios. Y los de Óscar y Marta (hay muchos más) son los más mentados en las campañas de presión para conciencia­r a los políticos sobre la necesidad de endurecer el castigo en los delitos de tráfico.

En el caso de Anna González la lucha se había enfocado en reformar la ley para castigar como delito, con penas de hasta 4 años de prisión, a aquellos conductore­s que huyan tras provocar por una imprudenci­a un accidente de tráfico. Carles Soria ha centrado, por su parte, los esfuerzos en reclamar condenas más severas en los accidentes mortales causados por imprudenci­as graves. La nueva ley aprobada ayer en el Senado atiende, además de introducir otras reformas, las dos reclamacio­nes.

Anna González, que siguió en el Senado la votación, confesaba ayer de regreso a su casa (en La Seu d’Urgell) haber vivido una jornada con sentimient­os enfrentado­s. “Estoy triste, porque nunca habría llegado hasta aquí si mi esposo estuviese vivo y a la vez reconforta­da porque a partir de ahora otras personas no van a padecer ya lo que yo he sufrido”. El camionero que atropelló al marido de Anna fue inicialmen­te exonerado por la vía penal, aunque al final fue juzgado y condenado a 2,5 años por homicidio imprudente tras una incansable lucha de la viuda del fallecido.

Carles Soria (el accidente de su hija ha sido una pieza clave en la campaña de Stop Accidentes para conseguir esta reforma) se manifestab­a ayer en términos parecidos a los de Anna. “El esfuerzo de muchas personas para cambiar la ley ha tenido su fruto”, afirmó. Pero Soria no acaba de estar del todo conforme con el artículo que contempla penas de hasta nueve años de cárcel en accidentes causados por imprudenci­as graves “con muchos” muertos. “Vamos a seguir luchando para que un sólo fallecido (en el 80% de los accidentes sólo hay un muerto) baste para aplicar la máxima condena”, anuncia Carles Soria.

DOS CAMPAÑAS PARALELAS

Anna González pedía más pena por la huida y Carles Soria más castigo por homicidio

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ARCHIVO ANNA GONZÁLEZ Anna, aquí junto a su esposo Óscar, recogió más de 300.000 firmas
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MERCÈ GILI Carles muestra el punto del N-240, en Lleida, donde murió su hija

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